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Día Mundial del Cáncer de Próstata: 35.000 casos diagnosticados cada año

  • En España se diagnostican anualmente unos 35.000 casos, aunque el número de fallecidos por este tipo de cáncer no llega a las 6.000 personas.
  • Muchos hombres con cáncer de próstata se encuentran asintomáticos, el primer signo de la enfermedad será un hallazgo casual en una analítica rutinaria de un PSA (Antígeno prostático específico) elevado.

11 junio, 2021

Rebeca Gil

A partir de los 50 años la próstata comienza a ser una preocupación para los hombres. Esa es la edad en la que los expertos en urología y oncología consideran necesario comenzar a revisar esta glándula situada entre la vejiga y el pene.

Durante toda la vida de hombre, la próstata es la encargada de producir el líquido seminal que permite la supervivencia de los espermatozoides. Con la edad su tamaño va aumentando poco a poco.

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Los problemas aparecen cuando este crecimiento no es normal o se desarrolla de forma descontrolada, provocando un cáncer de próstata, el tumor más frecuente entre los varones adultos.

«Afortunadamente un 80% de los varones diagnosticados de esta enfermedad siguen vivos a los 10 años del diagnóstico, gracias a la eficacia de los tratamientos disponibles y al diferente grado de agresividad de los tumores diagnosticados» señalan desde la Asociación Española de Urología (AEU).

En España se diagnostican anualmente unos 35.000 casos, aunque el número de fallecidos por este tipo de cáncer no llega a las 6.000 personas.

Esta importante tasa de supervivencia se debe a la gran sensibilización entre la población masculina y a la facilidad que los sanitarios tienen a la hora de diagnosticarlos. Basta con un análisis de sangre y un tacto rectal. Así, el 90% de los casos se diagnostican en estadios incipientes.

El peligro de un cáncer sin síntomas

Una de las primeras cosas que quieren dejar claro los expertos es que tener molestias a la hora de hacer pis no significa que haya un cáncer en la próstata. Si esto ocurre hay que ponerlo en conocimiento del médico para que determine que está pasando.

Porque muchos hombres con cáncer de próstata no detectan ningún síntoma que les alerte sobre la presencia del tumor. Muchas veces, son los controles rutinarios los que detectan unos niveles de PSA (antígeno prostático específico) muy elevados indicando que algo va mal.

«A veces la enfermedad puede producir síntomas locales en relación al crecimiento de la glándula prostática que pueden simular a los producidos por la hiperplasia benigna de próstata, el dolor óseo suele estar relacionado en estos pacientes con estados más avanzados de la enfermedad», explican los urólogos.

A pesar de todo, no está demás conocer los posibles síntomas que puede provocar un problema en la próstata. Por eso, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, ha elaborado el documento técnico «Diagnóstico precoz de la patología prostática», donde se recogen, los principales síntomas de este tipo de tumor.

  • Ganas de orinar durante la noche o pérdidas de orina.
  • Aumento del número de veces que se orina durante todo el día.
  • Flujo de orina débil o interrumpido, o necesidad de hacer fuerza para vaciar la vejiga.
  • Dolor y escozor durante la micción.
  • Retardo en el inicio de la micción y disminución de la fuerza del chorro miccional o intermitencia de este.
  • Goteo después de orinar.
  • Sensación de que queda líquido en la vejiga.
  • Sangre en la orina.
  • Sangre en el líquido seminal.
  • Disfunción eréctil.
  • Molestias o dolor al estar sentado, causadas por un aumento del tamaño de la próstata.

Mayores de 50 años los más afectados

Lo que sí está claro es que hay una serie de factores de riesgo que pueden favorecer el desarrollo de este tipo de tumor en los hombres. El más importante es la edad.

La edad media del diagnóstico se sitúa en torno a los 69 años, aunque es a partir de los 50 cuando se recomienda empezar con las revisiones de la próstata.

Otro factor de riesgo es la genética. Si algún familiar ha padecido cáncer de próstata, las posibilidades de padecerlo aumentan.

Cuando el pariente es un hermano o un padre, el riesgo de padecerlo es mayor que el de otros hombres, sobre todo si fueron diagnosticados con menos 55 años, detallan desde la AEU.

Por último, y aunque todavía no se conoce el por qué, el cáncer de próstata suele ser más agresivo entre los hombres de raza negra.

Desde la asociación de urólogos recomiendan que el primer control se realice en hombres mayores de 50 años, o a partir de los 45 años si hay antecedentes familiares.

Basta con una pequeña muestra de sangre

Precisamente, porque muchos hombres con cáncer de próstata se encuentran asintomáticos, el primer signo de la enfermedad será un hallazgo casual en una analítica rutinaria de un PSA (Antígeno prostático específico) elevado.

El PSA es una proteína producida, casi exclusivamente en la próstata, que se segrega junto con el semen, de la que una pequeña cantidad pasa a la sangre. En consecuencia, con una pequeña muestra de sangre se podrán determinar los niveles de PSA.

En todo caso, habrá que tener en cuenta que los valores normales del PSA pueden variar, simplemente, por razones de edad y volumen prostático. De hecho, puede ocurrir que en varones de más edad y mayor volumen prostático aparezcan niveles de PSA elevados sin que haya presencia de un cáncer de próstata.

Para confirmar el diagnóstico, el especialista realizará además otra serie de pruebas complementarias para confirma el diagnóstico.

Una de ellas el tan temido por muchos, tacto rectal. Se trata de una exploración simple y sencilla, que no requiere hospitalización y que no duele.

A veces, explican los farmacéuticos, existen tumores, que bien por su pequeño tamaño o bien porque se hallan situados en zonas internas no palpables resultan indetectables mediante una exploración digital.

Vigilancia activa

Afortunadamente, hay una variedad importante de tratamientos para el cáncer de próstata. La elección dependerá el tipo y el grado de evolución y agresividad del tumor.

La Asociación Española de Urología enumera los más importantes:

  • Prostatectomía radical es la cirugía que se realiza para extirpar la glándula prostática.
  • La braquiterapia que no es otra cosa que una forma de radioterapia que se realiza desde dentro de la próstata.
  • Radioterapia externa.
  • La crioterapia (también llamada criocirugía o crioablación) en la que se emplean temperaturas muy frías para congelar y eliminar las células cancerosas de la próstata.
  • Tratamiento hormonal.
  • Quimioterapia en los casos más avanzados.

Pero hay otra opción que los urólogos defienden como opción en determinados pacientes con el tumor muy localizado que evita los efectos secundarios (disfunción eréctil, escapes de orina…) de otros procedimientos y permite mantener el cáncer a raya, es lo que denominan Vigilancia Activa.

Como explican los especialistas de la AEU, «hoy en día sabemos que un diagnóstico de cáncer de próstata no es sinónimo de fallecer por cáncer de próstata. Pero, además, si analizamos las próstatas de los varones mayores de 80 años fallecidos por cualquier otro motivo que nada tenga que ver con un cáncer de próstata y sin sospecha de haberlo padecido en vida, resulta que hasta un 60% de sus próstatas albergan inesperadamente un cáncer que no había tenido ninguna consecuencia durante su vida, ni relación con su muerte».

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Por esa razón, algunos especialistas consideran que «no es necesario tratar todos estos tumores. Hoy día sabemos que los tumores que etiquetamos de bajo o muy bajo riesgo, poco agresivos y poco voluminosos, pueden ser controlados sin necesidad de tratamiento buena parte de ellos y durante mucho tiempo, vigilándolos de cerca eso sí».

Esta vigilancia activa debe comprender algunas consideraciones. La primera es tener la máxima certeza de que el tumor es poco agresivo y no muy extenso.

Una vez informado al paciente sobre esta posibilidad de tratamiento, «comienza un camino común de paciente, urólogos, anatomo-patólogos, y radiólogos. Estos últimos mediante la realización de resonancias magnéticas muy especializadas nos ayudan a mantener un control riguroso del tumor controlando que no crezca en exceso o cambie a un aspecto más agresivo».

Análisis periódicos y resonancias magnéticas van a ser las herramientas de los expertos para vigilar la situación del tumor. En el momento en el que se detecte que el riesgo aumenta se podría en marcha alguno de los tratamientos más invasivos.

Según la Asociación Española de Urología los resultados de esta opción terapéutica son excelentes. Así, «series de pacientes en Vigilancia Activa con largo seguimiento confirman que la mortalidad por cáncer de próstata a 15 años es inferior al 5%, y que los pacientes permanecen en Vigilancia Activa a los 5 años de iniciarse en ella más de un 60%, y a 15 años, un 40%».

Un proyecto esperanzador

Aunque es cierto que la tasa de supervivencia para este tipo de tumores es muy alta, hay casos en los que el tumor se extiende y la situación empeora. Hablamos de los cánceres de próstata metastásicos donde las probabilidades de supervivencia se reducen.

La quimio o la radio son las únicas opciones de tratamiento en estos casos, de momento… Hace apenas unos días en se presentaba en la reunión de la American Society of Clinical Oncology se presentaban los datos de la fase III una nueva técnica   que mejora significativamente la supervivencia global en hombres con cáncer de próstata metastásico resistente a la castración.

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Se trata de un tratamiento de teragnosis, que combina diagnóstico y terapia en un mismo procedimiento. Los hombres que recibieron 177Lu-PSMA-617, así se llama el tratamiento, presentaron una reducción del 38% en el riesgo de muerte y una reducción del 60% en el riesgo de progresión de la enfermedad radiográfica o muerte.

Es un tipo de tratamiento de precisión contra el cáncer que combina un compuesto dirigido con un radioisótopo terapéutico (una partícula radiactiva), que cuando se administra en el torrente sanguíneo se une a las células de cáncer de próstata.

Una vez unidas, las emisiones del radioisótopo dañan las células tumorales, alterando su capacidad para replicarse y/o desencadenando la muerte celular, sin dañar prácticamente a las células sanas circundantes.

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