P.- JAVIER: Vivo solo con mi madre de 94 años y con Alzheimer. Ella no entiende ni de epidemia ni de cuarentena y cree que tiene una nueva madre y un nuevo padre a los que tiene que cuidar. Desea constantemente ir a su pueblo natal, donde nació y vivió en su juventud, porque dice que allí está su casa, y tiene que ir a cuidar a su madre o a su padre.
Tiene 3 hijos, pero muchas veces no los reconoce, y tampoco la casa donde vivimos desde hace más de 30 años. Quiere irse a «su» casa, que está «más allá» (se refiere a otra vivienda donde estuvimos viviendo 20 años antes de comprar la que tenemos ahora).
Cuando ya se me hace muy difícil aguantar la retahíla de que «me quiero ir», de «que me están esperando los niños, mi madre, mi padre…», la saco a la calle, andamos un pequeño trozo y acaba volviendo a nuestra casa.
¡SÚMATE A NUESTRA COMUNIDAD!
La tranquilidad le dura muy poco. Y dentro, a la hora de las comidas siempre está buscando a sus «fantasmas»: que dónde está su madre, su padre, que el chico tal, que la chica cual, que su hermano… todos ya muertos o ficticios; o buscando cosas que «se le pierden», lo cual la entristece y la hace llorar a veces.
Ella reconoce que algo le pasa, pero niega la mayor, dice que su cabeza está muy bien y son los demás los que se equivocan. La medicación no le hace nada, es la negatividad personificada, aunque saca fuerzas y energía de no se sabe dónde. ¿Qué puedo hacer por ella? Gracias.
R.- Javier, estás haciendo muchas cosas por tu madre cuidándola con mucho afecto, sacándola a pasear y haciendo que su vida sea agradable, ordenada y segura. Esta enfermedad hace que las personas tengan acceso a algunos recuerdos y a otros no. Ella vive aquello que está en su mente como algo verdadero, de forma que los sentimientos que nota en su interior son ciertos para ella, tanto los buenos como los menos buenos.
La medicación está haciendo una parte de su trabajo a nivel interno. Tu compañía y tu comprensión
puede aportar un poco de calma y tranquilidad si te permites escuchar y seguir el curso de sus pensamientos y de sus demandas. Escúchale y dale un espacio para que pueda explicarse. Puedes decirle que tienes en cuenta sus deseos y que ella puede contarte lo que quiera.
Si intentas traerla a la lógica del presente esto le puede causar desorientación y desconsuelo porque ella no puede seguir tus argumentos, en su mundo interno las cosas son diferentes. Tú puedes ser el observador de su mundo interno que la ayuda a vivirlo con un poco de calma apelando a la espera y a la paciencia para algo que, como te decía antes, nunca llegará realmente pero que a ella le permite mantener la ilusión de que así sea.
Quizás podéis escribir juntos alguna carta a “sus padres”, buscar fotos de su pasado y escuchar sus historias vividas. Durante las comidas cuando te pregunte por sus parientes dile que están todos bien, que esté tranquila, que todo está calmado y que no se preocupe porque todo marcha de forma adecuada.
Quizás tendrás que repetir algunas veces algunas cosas pero creo que ello la puede ir calmando mucho más que hacerla razonar. Te mando muchos ánimos mi admiración por tu entrega con ella y tu cuidado amoroso. Para que tú puedas recibir también apoyo, orientación y cuidado, busca alguna asociación o colectivo de familiares de personas con Alzheimer con los que puedas compartir tus dudas o inquietudes y donde puedas apoyarte y encontrar otros recursos.