BuscandoRespuestas
DestacadaResponde el doctor

Cómo cuidar los pies y sus uñas para evitar problemas y dolores después de los 65 años

  • El Colegio de Oficial de Podólogos de Galicia explica que entre el 71% y el 90% de los ancianos sufre alguna enfermedad de los pies, que afecta a los huesos, al sistema vascular, a la piel o a las uñas

23 febrero, 2022

Rebeca Gil

Cuando repasamos los problemas más comunes que aparecen en la vejez, lo más probable es que aquellos derivados de no cuidar bien los pies y las uñas, ni nos los planteemos.

Pero si nos paramos a pensar en que los pies nos permiten caminar, mantenernos erguidos y sostener el equilibrio mediante las terminaciones nerviosas situadas en la superficie plantar, la salud de los pies debería recibir mucha más atención.

Con el paso de los años cambian las estructuras que forman las zonas del pie y el tobillo, y envejece la piel de toda esa zona.

¡SÚMATE A NUESTRA COMUNIDAD!

Podrás escuchar nuestros podcast, recibir un boletín semanal con las novedades, escribir comentarios, enviar preguntas…

Y es no cuidar bien los pies y las uñas puede favorecer que las personas de mayores de 65 años sufran dolor crónico o caídas.

Te puede interesar: Uñas encarnadas. ¿Qué son, cómo se tratan y cómo podemos evitar que se produzcan?

Las dolencias más frecuentes

Según el Colegio de Oficial de Podólogos de Galicia, entre el 71% y el 90% de los ancianos sufren alguna enfermedad podiátrica.

Son dolencias importantes porque afectan a los huesos, al sistema vascular, a la piel o a las uñas de los pies.

Las alteraciones óseas más comunes en los pies son:

  • Juanetes.
  • Dedos en garra.
  • Dedos superpuestos.
  • Pies planos geriátricos.

Y entre los problemas vasculares que se suelen repetir en las extremidades de los mayores se encuentran:

  • Trombosis venosas.
  • Insuficiencias vasculares.
  • Tromboflebitis.
  • Necrosis.

Por lo que respecta a la piel:

  • Las durezas o hiperqueratosis son el problema más habitual.

Pero también son comunes:

  • Los callos
  • Ojos de gallo.
  • Sequedad que produce fisuras y grietas.
  • Piel de atleta.

Y en las uñas:

Probablemente a causa de la dificultad que muchas personas mayores tiene para cortárselas, aparecen:

  • Uñeros.
  • Uñas engrosadas.
  • Hongos.

Te puede interesar: Callos en los pies: prevención, causas y tratamiento

No cuidar los pies y las uñas puede ser incapacitante

Cualquiera de estas afecciones motivadas por no cuidar bien los pies y las uñas puede convertirse en un foco de infección.

Sobre todo si no se tratan correctamente. Porque en ese caso pueden llegar a incapacitar al mayor que las padece.

Y aunque el envejecimiento no vamos a poder evitarlo, sí se pude intentar prevenir la aparición de este tipo de lesiones.

Sabiendo que, tal y como aseguran desde el Colegio Profesional de Podología de Madrid, esta prevención debe comenzar años antes de la vejez.

Y si no se ha conseguido evitar, luego, una vez producida la lesión, del tipo que sea, los podólogos realizan una serie de recomendaciones para reducir el impacto de las lesiones.

Y las centran, sobre todo, en la higiene y en el calzado,

Recomendaciones de higiene

Aconsejan:

  • Lavado diario de los pies con agua templada y jabones neutros.
  • Eliminar la humedad del pie, sin olvidar la zona entre los dedos.
  • Aplicar crema hidratante una vez secos.

Cuando cortemos las uñas, lo mejor es evitar redondearlas o dejar picos. Debemos cortarlas en recto.

En el caso de aparición de durezas, debe ser el especialista en podología el que se encargue de eliminarlas. Nunca se deben eliminar en casa con cuchillas o parches.

Y, cómo no, moverse. Pasear y hacer ejercicio repercutirá también en la salud de nuestros pies.

Cómo elegir el calzado

Si hay algo complicado para una persona mayor es encontrar un calzado que no roce ni moleste, y que facilite el desplazamiento sin dolor.

Por eso los especialistas en podología recomiendan usar un calzado diferente para cada actividad (estar en casa, salir a pasear, hacer ejercicio físico…).

Y lo mejor es que el zapato sea de piel, porque así evitaremos productos plásticos o sintéticos que no harán ningún bien.

Mejor que la piel sea flexible y que el zapato tenga pala ancha y alta, porque mejorará la movilidad de los dedos y la traspiración.

Si tienen cordones y la suela es de goma antideslizante y flexible, todavía mejor.

2 o 4 centímetros de tacón será suficiente.

Eso sí, es importante escoger un número que supere al pie entre medio y un centímetro.

Calcetines y medias

Una vez que ya tenemos los zapatos elegidos, todavía no hemos acabado.

Ahora toca pensar en los calcetines, que tel y como recomiendan los podólogos deben ser siempre calcetines de algodón o de hilo.

Es importante no utilizarlos de tejidos sintéticos, para permitir la traspiración.

Y si el especialista así lo indica, unas medias que compresión pueden ser muy importantes para favorecer la circulación en el pie.

En definitiva, como el pie geriátrico es especialmente sensible, lo más conveniente es acudir a un podólogo, que decidirá cuál es el mejor tratamiento para cada lesión.

Y hasta nos cortará las uñas evitando complicaciones posteriores.

Noticias relacionadas