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Qué es la hipoacusia y como se detecta

  • La mayoría de las hipoacusias infantiles se manifiestan en el primer año de vida y el 80 % están presentes en el momento de nacer. La detección e intervención precoz mejora los resultados en el desarrollo del lenguaje, la lectura o la comunicación

23 marzo, 2021


Redacción

La semana pasada el Ministerio de Sanidad anunciaba que está trabajando, junto a las comunidades autónomas, para que la detección precoz de la hipoacusia sea incluida en la oferta de cribados poblacionales de la cartera de servicios comunes de Salud Pública.

El objetivo de esta propuesta es mejorar la detección precoz, el diagnóstico y los tratamientos e incluso las intervenciones necesarias para paliar los problemas derivados de la pérdida de la capacidad auditiva.

La mayoría de las hipoacusias infantiles se manifiestan en el primer año de vida y el 80 % están presentes en el momento de nacer. La detección e intervención precoz en la hipoacusia congénita mejora los resultados en el desarrollo del lenguaje, la lectura o la comunicación.

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La prevalencia de la hipoacusia en el recién nacido se estima entre 1,5 y 6 casos por 1.000 niños nacidos vivos (estimación de los OMS según grado de hipoacusia). En cuanto a la incidencia, se estima de 1 a 3 por 1.000 niños recién nacidos vivos para las hipoacusias congénitas permanentes, bilaterales y de intensidad moderada a profunda.

Si se incluyen las hipoacusias leves y las unilaterales, la cifra aumenta al 3-5 por 1.000 niños. En recién nacidos con factores de riesgo, la incidencia de hipoacusia neurosensorial de moderada a profunda es de 10 a 20 veces mayor que en la población general.

Los especialistas de la Sociedad Española de Otorrinolaringología tienen claro que la necesidad de extender los cribados neonatales para detectar la hipoacusia está justificada no sólo por estos datos de incidencia sino por varias razones más:

• En primer lugar, porque el 50% de los casos de sordera en neonatos se dan en individuos sin factores de riesgo para padecerla.

• Porque el 90% de los bebés con problemas de audición tienen padres normooyentes.

• Además, el 60% de las sorderas infantiles tienen un origen genético.

• Y porque hasta el 40% de los casos de hipoacusias severas y profundas son candidatas a implante coclear.

¿En qué consisten la prueba de detección precoz?

Las pruebas para detectar precozmente los problemas de oído ya se realizan en muchas comunidades autónomas unas 24 horas después del nacimiento del bebé.

Como explican desde la Asociación Española de Pediatría, pueden ser de dos tipos: las otoemisiones acústicas y los potenciales evocados auditivos. Ambas son muy sencillas y lo más importante ¡no duelen!

En la prueba de las otoemisiones se instala en el conducto auditivo una pequeña sonda que emite unos sonidos y recoge la respuesta que se produce en una zona del oído llamada cóclea.

Para realizar la prueba de los potenciales auditivos se colocan unos cascos que emiten sonidos y se recogen las señales que llegan al cerebro mediante unos sensores colocados en el cuero cabelludo.

Si estas comprobaciones no se hacen antes de que el niño y la madre sean dados de alta tras el parto, es importante que se realice en el primer mes de vida del niño.

¿Por qué es importante detectar la hipoacusia tan pronto?

Porque los efectos negativos que provoca la discapacidad auditiva únicamente pueden ser paliados mediante la aplicación de técnicas y procedimientos capaces de estimular la capacidad auditiva lo más precozmente posible, aprovechando la plasticidad cerebral de los primeros años de vida y estimulando el desarrollo comunicativo y el lenguaje.

Entre los procedimientos usados para paliar la hipoacusia destacan la utilización de implantes cocleares, dispositivos electrónicos que puede ayudar a oír a personas sordas.

Se trata de una fórmula muy eficaz para conseguir disminuir la pérdida auditiva severa.

No es una máquina para amplificar el sonido, como los audífonos, sino un procesador de sonidos que envía las señales sonoras directamente al nervio auditivo.

Entrando en detalles, se coloca detrás de la oreja y las señales sonoras que captura las envía a un receptor implantado bajo la piel, desde el que van a los electrodos implantados en el oído interno que tiene forma de caracol (cóclea). De ahí su nombre.

Cuando las señales estimulan el nervio auditivo, éste las dirige al cerebro que las interpreta como sonidos que luego manda al cerebro. Y éste las interpreta, aunque los sonidos que le llegan no son iguales a los de la audición normal.

Por eso es necesario tiempo y trabajo para aprender a interpretar esas señales recibidas. Y de ahí la importancia de la detección precoz, para que un niño desde muy pequeño se pueda acostumbrar y asumir como natural esa manera de escuchar.

En cualquier caso, al año de su uso la mayoría de las personas con implantes cocleares logran resultados importantes y pueden enfrentarse a una vida normal.

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