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¿Están tus pies preparados para este otoño?

El otoño se nos ha echado encima casi sin darnos cuenta. Se acabaron los tirantes, los pantalones cortos y, aunque alguno todavía se resista, también las sandalias. Cosa que nuestros pies van a agradecer.

Y es que el verano es la época del año en la que los pies están más descubiertos y, por tanto, más expuestos con lo que aumentan las probabilidades de que se vean afectados por algún tipo de dolencia.

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Según el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), tras la época estival alrededor del 75% de las patologías que tratan en sus consultas están relacionadas con el abuso en la utilización de un calzado inadecuado como zuecos y chanclas o por andar descalzo en exceso.

Entre las dolencias más comunes que los profesionales de la podología ven en sus consultas durante esta época del año destacan:

Por todo ello, «tras el verano es recomendable una revisión por parte del podólogo para realizar una quiropodia y así eliminar duricias, tratar las uñas y los talones, que son los que más sufren en verano, examinar el pie para descartar la aparición de alguna patología y, si la hubiera, aplicar el tratamiento adecuado lo antes posible para evitar consecuencias que se agraven con el paso del tiempo», explica Pilar Nieto, presidenta del ICOPCV.

La experta advierte, además, que en determinados casos esta visita al podólogo es esencial. «Es especialmente importante en el caso de las personas diabéticas que, al padecer neuropatías y tener dificultad de cicatrización, deben ser controladas para impedir que cualquier rozadura o impacto en el pie derive en una úlcera».

¿Están preparados tu pies para este otoño?

Consejos para unos pies de 10 este otoño

Una vez hecha una revisión completa a cargo de un podólogo hay algunas recomendaciones a seguir antes de volver al calzado cerrado:

En el caso de que el calzado se encuentre en buen estado, se recomienda cambiarlas por si hubieran aparecido hongos o generaran molestias al caminar. Además, hay que revisar las suelas y cambiar las tapas, si están deterioradas, para que el calzado no sufra por el desgaste de estas.