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¿Por qué los científicos dicen que el coronavirus vive en «El País de la Reina Roja»?

  • Lewis Carrol, autor de "Alicia en el País de las Maravillas" fue un relevante matemático que ejerció 26 años como profesor en Oxford
  • Igual que en el “País de las Maravillas”, solo para mantener la pandemia en el mismo sitio tenemos que tomar cada vez más medidas
  • Y como decía la Reina Roja, si queremos “llegar a alguna parte” con la Covid-19, no nos queda más remedio que “correr por lo menos dos veces más rápido”

18 diciembre, 2021

Eduardo Costas. Catedrático de Genética de la UCM. ACADÉMICO CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA NACIONAL DE FARMACIA

En 1871, Lewis Carroll escribió la continuación de su exitoso libro “Alicia en el País de las Maravillas”. Lo tituló “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”.

Muchos de nosotros disfrutamos de niños con las sorprendentes aventuras de Alicia.

Pero, ante todo, Lewis Carrol fue un relevante matemático que ejerció como profesor en Oxford durante 26 años. De hecho “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” es muchísimo más que un libro de culto para niños.

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Tras su barniz de historieta infantil esconde un sofisticado libro de ciencia del que, entre otros, los biólogos evolutivos siguen extrayendo interesantísimas ideas sobre el funcionamiento de la vida.

El SARS-CoV-2 nos obliga a correr más que él para no empeorar las cosas

Hoy en día el libro de Lewis Carrol no puede estar más de actualidad, porque uno de los diálogos que tiene lugar entre Alicia y la Reina Roja sirve para explicar a la perfección lo que ha pasado, está pasando y pasará con el SARS-CoV-2. Su traducción puede ser más o menos así:

– «Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.
– Pero ¿Cómo? ¡Si parece que hemos estado todo el tiempo bajo este árbol! ¡Todo está igual que antes y eso que hace un buen rato que corremos!
– ¡Pues claro que sí! -convino la Reina Roja- Y ¿Cómo iba a ser si no?
– Bueno, lo que es en mi país, cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo durante tanto tiempo, se suele llegar a alguna parte -aclaró Alicia jadeando bastante-.
– ¡Un país extraño el tuyo! -replicó la Reina Roja-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr rápido para que una pueda permanecer en el mismo sitio. Pero si se quiere llegar a alguna parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.»

El SARS-CoV-2 vive en el país de la Reina Roja. Y nos hace vivir en él.

– Solamente para mantener la pandemia en una situación más o menos estable tenemos que tomar cada vez más medidas.

– Y si quisiéramos ganarle la partida al coronavirus todavía tendríamos que tomar muchísimas más.

Con la infectividad de la primera variante del SARS-Cov-2 que salió de Wuhan y se extendió por el mundo, se estimó que para conseguir la inmunidad de grupo que derrotase al virus se necesitaría vacunar al 70% de la población con una dosis, o que padeciesen la enfermedad hasta alcanzar ese porcentaje.

Por entonces se publicaron modelos de genética de poblaciones que predijeron que poco a poco irían apareciendo nuevas variantes del SARS-CoV-2, que cada vez resultarían más infectivas, que escaparían mejor de las vacunas y que serían capaces de re-infectar a quienes ya padecieron la enfermedad con las variantes más antiguas.

Nos bastaba con vacunar al 70%… pero no nos dio tiempo

No dio tiempo a vacunar al 70% de la población mundial lo suficientemente rápido.

El SARS-CoV-2 mutó y fueron apareciendo nuevas variantes.

Y las que se extendieron por el mundo fueron y están siendo un poco más infectivas. Y ahora con Ómicron vemos que hasta escapan mejor de las vacunas que las variantes anteriores.

Para volver al status quo fue necesario que pensásemos en una segunda dosis y que la cobertura vacunal alcanzase a más del 95% de la población.

Pero el SARS-CoV-2 tampoco nos dejó hacerlo antes de que apareciesen otras nuevas variantes.

Y ahora Delta y Ómicron nos fuerzan a una tercera dosis de la vacuna y a tener que vacunar a todo el mundo, incluyendo a los niños.

Pero lo más probable es que la historia no acabe aquí.

En la Guerra Fría también vivíamos en El País de la Reina Roja

Aunque los modelos matemáticos demuestran que la velocidad a la que aparecen nuevas variantes de SARS-CoV-2 más infectivas y con mayor capacidad de escape será cada vez menor, durante un tiempo, que se nos hará muy largo, llegarán más variantes y hará falta rediseñar y fabricar nuevas vacunas.

De hecho, una de las más fructíferas ideas en biología de poblaciones se conoce como la «dinámica de la Reina Roja” en honor a Lewis Carroll.

Las especies deben adaptarse constantemente para poder sobrevivir pues compiten con otras que están en constante cambio.

La carrera de armamentos de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética ilustra perfectamente esta idea.

Los Estados Unidos completaron en 1945 la bomba atómica, lo que le dio una significativa ventaja sobre los soviéticos. Pero duró muy poco tiempo, pues en 1949 la URSS detonó su propia bomba atómica.

Algo semejante ocurrió con las bombas termonucleares, los misiles balísticos intercontinentales, los submarinos nucleares…

Ambas naciones tenían que avanzar rápido, no para ganar, sino simplemente para mantener el status quo.

Solo las mutaciones más infectivas tendrán éxito

Algo parecido ocurre cuando dos especies interactúan como en el caso del SARS-CoV-2 y los seres humanos. Ambas tienen que “correr” bastante rápido solamente para permanecer en el mismo lugar.

El SARS-CoV-2 evoluciona muy rápidamente.

Al igual que cuando copiamos un texto escrito podemos cometer errores, cuando el SARS-CoV-2 replica su genoma también se equivoca a veces. Son las mutaciones.

La mayoría funcionan peor que la versión original y como consecuencia dejan menos descendientes. Son menos infecciosas y más pronto que tarde se extinguen.

Pero algunas mutaciones funcionan mejor y dejan más descendientes. Son entonces más infectivas y se vuelven mayoritarias en la población.

Es lo que le ocurrió a la variante Delta y lo que ya le está ocurriendo a la variante Ómicron, que desplazará a Delta hasta volverse dominante en la población. Y durará hasta que aparezca otra variante todavía más infectiva.

Nosotros estamos muy cansados de la pandemia, pero el virus no se cansa

Estamos tremendamente cansados de luchar contra la pandemia. Pero el SARS-CoV-2 no se cansa.

En este sentido la profesora Sarah Gilbert, principal diseñadora de la vacuna de Oxford-AstraZeneca, advirtió en una reciente entrevista a la BBC que las mutaciones en la proteína de espiga de la variante Ómicron la vuelven más infectiva, y que además hay cambios adicionales que pueden hacer que las vacunas proporcionen menos protección.

Tendremos que seguir respondiendo, y solo para mantenernos como estamos tendremos que tomar cada vez más medidas.

Pero como decía la Reina Roja si queremos “llegar a alguna parte” con la Covid-19, no nos queda más remedio que “correr por lo menos dos veces más rápido”.

En nuestra lucha contra la Covid-19 no basta con decir que «lo estamos haciendo lo mejor posible”. Es necesario hacer todo lo que haga falta para conseguir el éxito.

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