Un nuevo estudio evidencia que la coagulación de la sangre podría ser la causa de la Covid-19 persistente.
Las altas medidas de coagulación sanguínea que presentan estos pacientes explicarían sus síntomas persistentes, como la reducción de la forma física y la fatiga.
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Así lo evidencia la investigación de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI de Dublín (Irlanda), publicada en la revista Journal of Thrombosis and Haemostasis.
Tras la pista de la coagulación
En su trabajo, los expertos examinaron a 50 pacientes con síntomas del síndrome de Covid-19 persistente para entender mejor si la coagulación sanguínea anormal está implicada.
Descubrieron que los marcadores de coagulación eran significativamente elevados en la sangre de estos pacientes en comparación con los controles realizados en personas sanas.
Además, estos marcadores de coagulación eran más altos en aquellas personas que necesitaron hospitalización durante su infección por coronavirus.
De este modo, los investigadores observaron que el aumento de la coagulación estaba directamente relacionado con los síntomas de la Covid-19 persistente.
A pesar de que los marcadores de inflamación habían vuelto a niveles normales, este mayor potencial de coagulación seguía presente en estos pacientes.
«Dado que los marcadores de coagulación estaban elevados mientras que los de inflamación habían vuelto a la normalidad, nuestros resultados sugieren que el sistema de coagulación puede estar implicado en la causa principal de la Covid-19 persistente», asegura la doctora Helen Fogarty, autora principal del estudio.
Un síndrome que afecta al 10% de los enfermos de Covid
Un trabajo anterior del mismo grupo estudió la peligrosa coagulación observada en pacientes con Covid-19 aguda grave.
Sin embargo, hasta ahora se sabía mucho menos sobre la Covid-19 persistente, cuyos síntomas pueden durar de semanas a meses después de que se haya resuelto la infección inicial.
Se calcula que afecta al 10% de los enfermos de Covid, según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Este síndrome cuenta con diferentes síntomas que pueden fluctuar o persistir en el tiempo, empeorar con el esfuerzo físico y mental o provocar limitación de la capacidad funcional.
Algunos de los más destacados son:
- Cansancio
- Malestar general
- Fiebre
- Trastornos del sueño
- Sensación de falta de aire
- Diarrea
- Erupciones en la piel
- Caída del pelo
- Niebla mental
- Dificultad para tragar
- Ojos secos o conjuntivitis
- Cambios de la tensión arterial
También han podido identificar cinco factores que parecen indicar un mayor riesgo de sufrir síntomas prolongados:
- Ser mujer joven: la población femenina sufre más estas complicaciones a largo plazo, en una diferencia de 14,5%, frente al 9,5% de los pacientes hombres.
- Ser mayor de 70 años: un 22% de los más mayores padecen esta Covid prolongada. Entre los menores de 50 años, los casos se reducen al 10%.
- Ser asmático: es la única patología de base que parece tener influencia en que los síntomas se alarguen.
- Tener sobrepeso: este ya es un factor de riesgo para que la Covid-19 evolucione hacia una enfermedad grave.
- Tener varios síntomas iniciales: los pacientes que han experimentado más de cinco síntomas durante la primera semana de enfermedad tienen más riesgo de que no desaparezcan todos.
¿Los pacientes con Covid-19 persistente se pueden vacunar?
Según los portavoces de la SEMG, «la vacuna está recomendada, pero en los casos extremos en los que haya mucha sintomatología y se vayan añadiendo síntomas nuevos, hay que individualizar o personalizar la recomendación».
Además, esta sociedad ha realizado una encuesta para conocer cómo la vacunación interviene en los síntomas de estos pacientes.
La mayoría de los afectados, el 55 %, afirma que se sintió igual tras la vacunación.
El 18 % manifiesta que ha empeorado tras la vacunación, lo que puede deberse a los posibles efectos secundarios de la vacuna o empeoramiento de sus síntomas.
Mientras que el resto (26 %) señala que han mejorado con alguna de las dosis de la vacuna.
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