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Día Internacional de la Epilepsia: ¿Cómo se puede prevenir?

  • Es una enfermedad caracterizada por una actividad eléctrica anormal en el cerebro que provoca convulsiones entre otros síntomas.
  • Evitar infecciones víricas o bacterianas, ictus o traumatismos craneales pueden disminuir el riesgo de tener epilepsia.
  • "No es cierto que los epilépticos se traguen la lengua durante las crisis", aclaran los neurólogos.

14 febrero, 2022

Rebeca Gil

La epilepsia es una enfermedad caracterizada por una actividad eléctrica anormal en el cerebro que provoca convulsiones, comportamientos y sensaciones inusuales, e incluso pérdida de conciencia.

En todo el mundo la epilepsia afecta a más de 50 millones de personas y, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En España la padecen unas 400.000 personas.

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Niños y personas mayores los más afectados

«La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes en todo el mundo y aunque afecta a personas de todas las edades, la incidencia de esta enfermedad es mayor en niños y ancianos: es la tercera enfermedad neurológica más frecuente en el anciano, y el trastorno neurológico más frecuente en niños», explica el doctor Juan José Poza, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN.

«Además es una enfermedad que seguirá siendo cada vez más habitual en los próximos años. El aumento de la esperanza de vida, así como en el aumento de la supervivencia de las personas que padecen algún factor de riesgo de esta enfermedad, hará que su incidencia siga creciendo en todo el mundo en los próximos años».

Factores de riesgo

Aunque en el desarrollo de esta enfermedad están implicados diversos factores genéticos y metabólicos -además de otros que aún no están claros-, en el riesgo de padecer epilepsia también influyen otros, entre los que destacan:

  • Haber sufrido algún tipo de lesión perinatal.
  • Haber padecido alguna infección del sistema nervioso central (encefalitis, meningitis…).
  • Cuando se ha tenido algún traumatismo craneoencefálico.
  • Vigilar en todo momento que el paciente no se golpee la cabeza.

Y, puesto que éstos son factores de riesgo modificables según indican los neurólogos, se estima que un 25% de los casos de epilepsia podrían ser prevenibles.

Se puede prevenir

Así, tal y como comenta el doctor Juan José Poza, «llevar a cabo estrategias que permitan mejorar la salud materna y neonatal, el control de ciertas enfermedades transmisibles, así como prevenir lesiones y problemas vasculares, podría ayudar a reducir significativamente el número de casos».

«Y es que, por ejemplo, las meningitis bacterianas y las encefalitis víricas son las responsables de un 2-5% de los casos de epilepsia. Por otro lado, las personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico (TCE) grave tienen un riesgo 20 veces mayor para desarrollar epilepsia que las personas con TCE leves, y éstos son la causa del 4-5% de los casos de epilepsia. Además, haber sufrido un ictus puede ser la causa de desarrollar epilepsia en hasta un 12% de los casos», detalla el experto.

Un 25% de los pacientes no responde a los tratamientos

Afortunadamente existen distintos tratamientos para esta enfermedad. Esto permite que cerca de un 75% de las personas que padecen epilepsia puedan llevar una vida prácticamente normal.

Pero el 25% de pacientes restante no responde a los tratamientos. Es lo que los expertos en neurología denominan epilepsia farmacorresistente.

«Puesto se trata da una enfermedad que afecta a tantas personas, el hecho de que para un 25% de los pacientes aún no se haya encontrado un tratamiento efectivo, y que no en todos los países es posible el acceso correcto a tratamientos, hace que la epilepsia sea la causa de la pérdida de más de 13 millones de años por discapacidad y de más del 0,5% de la carga mundial de morbilidad. Además, el riesgo de muerte prematura en personas con epilepsia es hasta tres veces mayor que en la población general», señala el doctor Poza.

Enfermedades asociadas

Además, no hay que perder de vista que, aproximadamente un 50% de los adultos con epilepsia padecen al menos otro problema de salud físico o psiquiátrico. Entre las afecciones psiquiátricas más frecuentes destacan la depresión (23%) y la ansiedad (20%).

Por otro lado, la discapacidad intelectual es la afección comórbida más frecuente en niños con epilepsia (30-40%).

«La presencia de otra afección que coexista con la epilepsia va asociada a un aumento de las necesidades de atención sanitaria, a una mayor exclusión social y por lo tanto a la disminución de la calidad de vida. Así que la epilepsia no solo tiene importantes repercusiones económicas, tanto por la atención sanitaria como por la pérdida de productividad laboral, sino que supone una importante carga física, psicológica y social para buen número de pacientes y sus familias», destaca el doctor Juan José Poza.

«Días como hoy deben servir para concienciar sobre esta enfermedad, sobre la necesidad de impulsar la investigación de nuevos tratamientos, así como para fomentar su prevención en los casos en los que sea posible», concluye.

Cómo actuar ante una crisis epiléptica

Teniendo en cuenta la alta prevalencia de la epilepsia las probabilidades de encontrarnos frente a una persona que sufra una crisis epiléptica aumentan. Por ello, saber cómo manejar la situación hasta la llegada de los servicios de emergencia es esencial.

Lo primero es descartar es una creencia muy generalizada sobre la introducción de objetos en la boca de un paciente cuando sufre una crisis epiléptica.

Y es que como explica el doctor Joaquín Ojeda, neurólogo del Hospital Vithas Madrid Arturo Soria «el mito de tragarse la lengua es falso». Por lo tanto, no debemos introducir nada en la boca del paciente.

Una vez desmontado este mito, el doctor Ojeda enumera qué hacer:

  • Lo primero es avisar a los servicios de emergencia.
  • Mientras llegan los sanitarios, hay que tomar nota de la hora de inicio de los síntomas.
  • Asistir a la persona colocándola en posición de seguridad, tumbado de lado.
  • Vigilar que no se golpee la cabeza.

Además, el doctor Ojeda señala que la epilepsia puede tener múltiples manifestaciones.

Aunque la más conocida sean las convulsiones, existen múltiples tipos de crisis que tiene sintomatología muy variadas como pueden ser hormigueos, alteraciones visuales, desconexiones del medio, sacudidas musculares.

«Ante alguno de estos síntomas neurológicos es importante consultar al médico de familia para estudiar la naturaleza de esos fenómenos», concluye.

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