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Día Mundial de la voz: cómo protegerla de las mascarillas

  • Desde el inicio de la pandemia han aumentado los casos de pacientes con alteraciones vocales, ya sea por las lesiones derivadas de estar intubados, ya por la necesidad de forzar la voz para hablar con la mascarilla puesta

16 abril, 2021


Rebeca Gil
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Tal vez no nos hemos parado a pensar lo que ha supuesto el uso de mascarillas para nuestra capacidad de comunicarnos. No sólo hemos perdido la visión de parte de nuestro rostro, esencial para desentrañar muchas de nuestras emociones, sino que nos cuesta más entender lo que nos están contando y hacernos entender.

Y es que nuestras palabras quedan parcialmente atenuadas por las mascarillas.

Un reciente estudio publicado en Journal of Voice concluye que el uso de mascarilla puede provocar la necesidad inconsciente de aumentar el esfuerzo vocal, lo que con el tiempo puede incrementar el riesgo de desarrollar disfonía funcional, que es la pérdida del timbre normal de la voz por un trastorno de la laringe. Su máxima expresión sería la afonía o la pérdida total de voz.

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Si a esto le sumamos que algunos pacientes infectados por el SARS-CoV-2 han necesitado ser intubados durante largos periodos de tiempo, está claro que los problemas en la voz se han convertido en uno de los efectos colaterales de la pandemia del coronavirus.

Desde la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital Ruber Internacional, que dirige la doctora Myriam Navarro Cunchillos, destacan el aumento de los casos de pacientes con alteraciones vocales desde el inicio de la pandemia. Ya sea por las lesiones derivadas de tener que intubar a los pacientes más graves, ya por la necesidad de forzar la voz a la hora de hablar con la mascarilla puesta.

La otorrinolaringóloga define un trastorno vocal como «cualquier alteración en el tono, timbre o intensidad de la voz que hace que esa persona tenga un hándicap o limitación para su uso».

Se calcula que los trastornos de voz afectan al 10% de la población. Y parece ser un problema en aumento. En concreto, la Unidad de Voz del Hospital Ruber Internacional reporta más alteraciones vocales entre sus pacientes desde el comienzo de la pandemia.

Cómo afecta la Covid-19 a la voz

Una de las posibles causas que están detrás del incremento de trastornos en la voz durante la pandemia es el daño de las cuerdas vocales como consecuencia de la intubación en aquellos pacientes con formas graves de la enfermedad.

Como explica la doctora García López, “en las personas que han estado intubadas durante un tiempo prolongado (más de 48 horas) estamos viendo lesiones, a veces de gravedad, y que precisan de cirugías para ser corregidas”.

Además, el riesgo de sufrir alteraciones de la voz también aparece en pacientes que han pasado la enfermedad de forma leve, pero con afectación respiratoria.

Según indica la especialista, «no hay que olvidar que la respiración es el fuelle de la voz, es su fuente de energía. Son muy numerosas las alteraciones leves de la voz producidas por el SARS-COV-2 debido a problemas irritativos de la vía aérea, donde se sitúan la laringe y las cuerdas vocales».

Mascarillas y problemas en la voz

Esta fuera de toda duda de que el uso de la mascarilla es absolutamente necesario para prevenir la infección por el coronavirus. Pero como señalan desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), el mal uso de la voz que hacemos al llevarlas puede ser perjudicial.

Por ello, y con motivo del Día Mundial de la Voz que se celebra todos los 16 de marzo, los especialistas en otorrinolaringología facilitan algunos consejos para no forzar la voz mientras llevamos la mascarilla puesta.

  • No hablar en ambientes ruidosos. Aunque en algunos entornos sea complicado, lo mejor es no hablar sobre un fuerte ruido ambiental, pues nos obliga a un comportamiento de abuso vocal.
    Si esto se hace difícil, hay algunos trucos para no forzar nuestras cuerdas vocales: hablar de frente al interlocutor, vocalizar más de lo habitual y hablar claro y lento para evitar repetir.
  • No fumar. El tabaco irrita la laringe. El humo pasa entre las cuerdas vocales y predispone para que aparezcan lesiones benignas como edemas o pólipos. Y no hay que olvidar que fumar es la principal causa de cáncer de laringe.
  • No chillar, ni gritar. Debemos acomodar nuestro uso de la voz a nuestras posibilidades reales y conocer las posibilidades de nuestro aparato fonador para saber hasta dónde se puede llegar sin realizar esfuerzo.
  • En general, se debe descansar la voz haciendo periodos de 15-20 minutos de silencios dos o tres veces al día, limitar el uso del teléfono y evitar interrumpir a otros, entre otras medidas.

En general, no se debe hablar más de 4 horas seguidas ni cantar más de 2 horas.

  • Vocalizar y respirar bien: de esta manera evitaremos forzar y elevar la voz, sobre todo en profesiones donde el uso de la voz es continúo y esencial, como la de los profesores.
  • Hidratarse correctamente: beber unos dos litros de agua diarios para que la mucosa que recubre a las cuerdas vocales esté bien hidratada.
  • Descansar de forma adecuada. El cansancio del cuerpo se refleja en la voz. Así que lo mejor es dormir más de seis horas y descansar antes de utilizar mucho la voz, especialmente en los profesionales de la voz.
  • No utilizar el aire pulmonar residual al hablar. Esto significa que no se debe hablar con el resto final de aire y sentir sensación de ahogo. Es un comportamiento de esfuerzo.

¿Y cómo sabemos que estemos respirando así? Pues porque se nos marcarán las venas del cuello al hablar.

  • Evitar los irritantes laríngeos como el humo y las áreas polvorientas. Evitar, también, hablar en ambientes muy secos. La sequedad ambiental quita protección a las cuerdas vocales.
    Es conveniente utilizar un humidificador, evitar los ambientes con mucha calefacción o aire acondicionado, abrir y ventilar las habitaciones para renovar el aire.
  • No carraspear. Es un comportamiento que fuerza violentamente las cuerdas vocales. Para evitarlo podemos tragar saliva, beber pequeños sorbos de agua, realizar una tos sorda (sin juntar las cuerdas vocales).
  • Realizar controles periódicos de la voz. Con el otorrinolaringólogo o con el foniatra. Y consultar siempre que una disfonía se mantenga más de 15 días, si no estamos acatarrados.

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