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¿El estrés durante la concepción puede determinar el sexo del bebé?

  • En la investigación de la Universidad de Granada publicada en el 'Journal of Developmental Origins of Health and Disease' se comprobó que las madres que dieron a luz niñas tenían el doble de cortisol que las que tuvieron niños

01 marzo, 2021


Rebeca Gil
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El momento en que el ginecólogo comunica si es niño o niña, más o menos en la semana 12 de gestación, es uno de los momentos más ilusionantes del embarazo. Hay parejas a las que les da igual el sexo del bebé, a otras les hace ilusión una de las dos posibilidades, y otras prefieren mantener la incógnita hasta el momento del parto.

La cuestión sobre qué determina el sexo del bebé ha sido muy estudiada y también muy mal interpretada, surgiendo bulos sobre las posturas sexuales en el momento de la concepción para determinar el sexo del bebé, o las fases de la luna en las que se concibe…

La realidad es bien conocida. En los seres humanos el sistema genético de determinación del sexo está determinado por un par de cromosomas sexuales. Los machos son XY, mientras que las hembras son XX.

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Las madres producen óvulos que solo tienen un cromosoma X, mientras que los padres producen espermatozoides la mitad de los cuales tiene un cromosoma X y la otra mitad un cromosoma Y.

Si un espermatozoide con un cromosoma X fecunda a un ovulo (que siempre tiene un cromosoma X) el resultado será una niña (XX). Si un espermatozoide con un cromosoma Y fecunda a un óvulo, el resultado será un niño (XY). Esto es, con mucho, lo más frecuente, aunque hay algunas excepciones como las personas que tienen un solo cromosoma X (síndrome de Turner) o las que tienen dos cromosomas XX y uno Y (síndrome de Klinefelter).

Hay prácticamente el mismo número de mujeres que de hombres, aunque como el cromosoma Y es mucho más pequeño que el cromosoma X se ha especulado con que los espermatozoides con el cromosoma Y son un poco más rápidos y por eso se producirían unos pocos más varones en el momento de la fecundación.

Sin embargo, como los varones tienen solo una copia del cromosoma X, (que tiene muchos genes importantes, a diferencia del cromosoma Y) sobreviven menos varones, ya que si tienen un gen defectuoso en el cromosoma X no cuentan con la posibilidad de tener otra copia en buen estado tal y como les pasa a las mujeres.

La tentación de estudiar los factores que puedan sesgar esta proporción normal de 1/2 mujeres 1/2 hombres ha movido un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad de Granada, en el que han concluido que el sexo del futuro bebé podría estar relacionado con los niveles de estrés de la madre durante la concepción y las primeras semanas del embarazo. A más estrés, más posibilidades de concebir una niña.

Para realizar el estudio, publicado en la revista Journal of Developmental Origins of Health and Disease, los científicos de esta universidad andaluza han analizado los niveles de cortisol, una hormona liberada cuando se sufre estrés, «en el pelo de las mujeres embarazadas en el periodo que va desde antes de la concepción hasta la semana 9 de embarazo, para comprobar si se relaciona con el sexo del bebé».

En el proyecto participaron 108 mujeres que facilitaron pelo desde las primeras semanas de embarazo hasta el parto. Se registraron los niveles de estrés antes, durante y después de la concepción mediante la concentración del cortisol en el cabello y diferentes test psicológicos.

¿Y por qué muestras de pelo? Pues porque como explican los expertos «la medida de cortisol en pelo tomada aproximadamente en la semana 8-10 de embarazo muestra la concentración de cortisol en la mujer embarazada en los últimos tres meses (un mes por centímetro de pelo), por lo que comprende el periodo previo y posterior de la concepción».

Los resultados del análisis de las muestras y los datos recogidos fueron «sorprendentes, ya que mostraban que las mujeres que dieron a luz niñas tenían, en las semanas previas, durante y posteriores al momento de la concepción, mayores concentraciones de cortisol en pelo que las que tuvieron niños”. Así lo explica la autora principal de este trabajo, la investigadora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR María Isabel Peralta Ramírez.

En concreto, las madres que dieron a luz niñas tenían el doble de cortisol que las que tuvieron niños.

¿Y a qué se debería este efecto? Pues según los autores del estudio, una posible explicación se encontraría en la activación del eje del estrés (eje hipotalámico hipofisiario adrenal), que provoca un incremento en la secreción de cortisol y modifica las concentraciones de hormonas sexuales en el momento de la concepción.

«Sin embargo, los mecanismos subyacentes a esta modificación no están claros», ya que los expertos saben de la importancia que también tiene la testosterona (la principal hormona masculina) en la determinación del sexo del bebé. Y «cuanto mayores son los niveles de estrés prenatal, mayores son los niveles de testosterona en las mujeres» explican.

Además, también hay evidencias científicas de que los espermatozoides que portan el cromosoma X son más efectivos a la hora de «atravesar el moco cervical en circunstancias de adversidad, por lo que al producirse cambios hormonales asociados al estrés, estos espermatozoides tienen más éxito para alcanzar el óvulo que los espermatozoides portadores del cromosoma Y (cuya unión al ovulo determinaría el sexo masculino del bebe)».

Consecuencias del estrés en el embarazo y el feto

No es la primera vez que se estudia la influencia del estrés en el embarazo. Se sabe que influye de forma negativa en la salud de la madre y del recién nacido, ya que puede provocar depresión postparto, parto prematuro, bajo peso del bebé, etc.

De hecho, este grupo de investigación «ya ha mostrado en numerosas publicaciones cómo el estrés psicológico de la madre tiene como consecuencia mayor número de síntomas psicopatológicos durante el embarazo, depresión posparto, mayor probabilidad de que el parto sea instrumentalizado, incremento de tiempo de inicio de secreción de la leche (lactogénesis) o un peor neurodesarrollo del bebé a los seis meses de su nacimiento”, señala Peralta.

Además, varios estudios ya han demostrado que los fetos son vulnerables al estrés. Así, se ha mostrado que los fetos masculinos (XY) maduran más lentamente, pueden presentar más complicaciones durante la gestación y es más probable que nazcan de forma prematura.

Esto podría explicar que al ser más vulnerables los fetos masculinos, “las mujeres muy estresadas en el momento de la concepción pueden tener menos probabilidades de dar a luz a un varón”.

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