BuscandoRespuestas
DestacadaSalud

Concluyen que la esquizofrenia y la soledad tienen el mismo riesgo genético

  • Hay variantes genéticas comunes que aumentan tanto el riesgo de soledad como de esquizofrenia
  • La soledad y el aislamiento, incrementados por la pandemia, podrían influir en el desarrollo de trastornos psicóticos

06 marzo, 2022

Rebeca Gil

Somos seres sociales. La pertenencia a un grupo y las relaciones sociales permiten nuestro desarrollo cognitivo y emocional. Pero hay casos en los que el aislamiento y la soledad son predominantes.

Hablamos de dos tipos de conceptos distintos, «el aislamiento social objetivo», caracterizado por una falta total de interacciones sociales. Y la percepción subjetiva de aislamiento, la soledad, que genera angustia.

Te puede interesar: Identificadas 33 nuevas variantes genéticas asociadas al trastorno bipolar

¡SÚMATE A NUESTRA COMUNIDAD!

Podrás escuchar nuestros podcast, recibir un boletín semanal con las novedades, escribir comentarios, enviar preguntas…

Pues bien, tanto el aislamiento como la soledad están relacionados con la aparición de la esquizofrenia.

A esta conclusión llegan los investigadores de grupo del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

En el estudio que han realizado, publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, ha identificado este vínculo por primera vez a través de estudios genéticos.

Hasta ahora, las investigaciones psiquiátricas llevadas a cabo sólo habían asociado la soledad y el aislamiento social objetivo con otros trastornos mentales, en concreto los síntomas depresivos y depresión mayor.

Pero ahora se da un paso más. Los resultados de este nuevo estudio sugieren que existe un riesgo genético compartido entre soledad y esquizofrenia.

Esto apoyaría que la experiencia subjetiva del aislamiento social (soledad), que se ha visto agravado por causa de las restricciones de la pandemia, incluido el riesgo de desarrollar psicosis.

Los investigadores del CIBERSAM han utilizado una muestra de 3.488 personas (1.927 con esquizofrenia y 1.561 pacientes sanos) para demostrar la contribución genética de la soledad y aislamiento social al riesgo de sufrir esquizofrenia.

Para ello se ha estudiado tanto el aislamiento social objetivo (falta de relaciones sociales) como el aislamiento percibido (la soledad, un sentimiento subjetivo de angustia asociado a la falta de relaciones significativas, independientemente de la cantidad de contacto social).

Aunque las personas aisladas a menudo se sienten solas, el aislamiento no siempre se correlaciona con sentimientos de soledad, aunque ambos son factores de riesgo para la aparición de trastornos mentales.

riesgo genético: esquizofrenia y soledad

Las mujeres tienen más riesgo

Otro de las conclusiones a las que han llegado los investigadores es que esta correlación entre soledad, aislamiento y esquizofrenia es superior en las mujeres.

Los expertos apuntan como causa de ello a que se constata «un impacto potencialmente mayor de la soledad y el aislamiento social objetivo en los resultados psiquiátricos en mujeres que en hombres».

Lo que podría deberse «a una percepción más negativa de la privación social en las mujeres en relación con su papel en la sociedad moderna y un mayor efecto protector de una red social enriquecida en varones».

Además, según los datos que aportan los investigadores, «entre los pacientes con esquizofrenia, se ha descrito que la soledad es más frecuente en mujeres que en hombres».

Según explica el director del trabajo, Javier González Peñas, «subdividimos el riesgo genético que predispone a esquizofrenia en función de su efecto en la soledad y el aislamiento, encontrando que el riesgo genético que era común tanto a esquizofrenia como a soledad y aislamiento era mayor en mujeres que en hombres. Además, este riesgo genético común correlaciona con depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, dependencia del alcohol y autismo».

esquizofrenia y soledad

Intervenciones sociales para prevenir

Por lo tanto, según indica el primer firmante del trabajo, Álvaro Andreu Bernabéu, «nuestros resultados indican que este riesgo genético compartido entre esquizofrenia y soledad podría ayudarnos a entender las relaciones genéticas entre la esquizofrenia y otros trastornos psiquiátricos complejos como el trastorno bipolar, la depresión mayor o el trastorno obsesivo-compulsivo».

En su conjunto, tal y como indica Celso Arango, que también ha participado activamente en el estudio, «estos hallazgos abren la posibilidad de desarrollar intervenciones frente la soledad y el aislamiento para la prevención y mejora de la evolución clínica de trastornos de espectro de la esquizofrenia, sobre todo después de las condiciones de aislamiento social a la que nos hemos visto obligados por la pandemia y el confinamiento».

Noticias relacionadas