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¿Cuándo haremos algo con estas pandemias que matan más que el coronavirus?

  • Convivimos con otras enfermedades que causan graves problemas de salud, grandes pérdidas económicas y, por supuesto, matan
  • Obesidad, diabetes, accidentes cerebrovasculares, enfermedades de las arterias y respiratorias, ictus... matan más que la Covid-19
  • Cada vez es menos real la distinción entre países con enfermedades “de ricos” y países con enfermedades “de pobres”
  • Las enfermedades coronarias son la primera causa de muerte en Sierra Leona, Mali, Afganistán...  Pero también en Canadá o Alemania.

29 junio, 2020


Héctor Díaz-Alejo
Investigador de la Cátedra de Genética de la UCM

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La palabra pandemia ya no pertenece únicamente a la historia. Tampoco a la ciencia ficción que tanto la usa en videojuegos y películas de zombis. Ni siquiera a las organizaciones de salud mundiales encargadas de ellas. La palabra pandemia ahora es de todos.

La covid-19 ha sacado a la luz una palabra que para mucha gente no tenía una existencia relevante. Podría conocerse su significado, sí, pero no se le daba mayor importancia. Ahora estamos viviendo una gran pandemia de la que conocemos datos continuamente. En todas las conversaciones está presente, y en tiendas y restaurantes cuelgan carteles sobre su actividad adaptada a la pandemia. Todos los medios se hacen eco.

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Pero, sin restarle importancia a la covid-19, convivimos con otras enfermedades que afectan a millones de personas y de las que ningún país está exento. De hecho cada vez más personas tienen estas enfermedades y, cuanto más económicamente próspero sea su país, más personas enferman de ellas. Causan graves problemas de salud, grandes pérdidas económicas y, por supuesto, matan.

Se trata de las enfermedades no transmisibles: las pandemias silenciosas.

El desarrollo de un país supone un punto de inflexión para muchas enfermedades. Caen la malnutrición, el raquitismo, enfermedades infecciosas como el cólera… Pero a su vez empiezan a proliferar otras como la diabetes, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, en el mundo actual esta diferencia ya no es tan clara. El mundo ya no tiene una dualidad. Cada vez es menos real esa distinción entre países con enfermedades “de ricos” y países con enfermedades “de pobres”.

Las enfermedades coronarias son la primera causa de muerte en países como Sierra Leona, Mali, Afganistán, Burkina Faso, Níger, Pakistán, Indonesia, Mauritania, Tonga o Yemen.
Pero también lo son en Canadá, Nueva Zelanda o Alemania.

En otros como Madagascar o Bangladesh son los accidentes cerebrovasculares. Lo mismo que en Corea del Sur.

Sin embargo, mientras que en los países más desarrollados las enfermedades infecciosas no suelen entrar dentro de las 5 mayores causas de muerte (pandemia de Covid aparte), el resto de países aún deben lidiar con ellas.

Millones de personas siguen muriendo de tuberculosis, malaria o sida en países en vías de desarrollo. Pero ahora hay que sumarles las enfermedades que han llevado a casi todo el mundo la globalización y un nuevo estilo de vida.

¿Es la obesidad una pandemia?

Nauru es un país-isla en medio del Pacífico con poco que ofrecer salvo temperaturas agradables y aislamiento del mundo. Pero, antes de ser completamente explotado, poseía un preciado recurso natural: fosfatos.

La extracción y venta de todos ellos llevó a la pequeña isla a poseer una de las mayores rentas per cápita del mundo. Dinero fácil que tal como vino se fue. No ha dejado grandísimas infraestructuras, ni industria…

La huella de esa riqueza no se ve reflejada en ningún cambio beneficioso en su vida. Sin embargo dejó una grave impronta en su salud: en Nauru más del 90% de la población tiene sobrepeso, el 70% tiene obesidad y el 30% son diabéticos.

Con las riquezas pasaron de una dieta basada en agricultura y pesca local a la importación de comida occidental rica en grasas saturadas y azúcar. Aún siguen dependiendo de ello ya que la minería de fosfatos dejó inutilizable casi todo el suelo de la isla y la cultura de pesca se ha perdido.

A esto hay que sumar el sedentarismo imperante.

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Es el caso más extremo pero es una tónica repetida. El origen de esta pandemia es muy variado. Las zonas rurales de México, por ejemplo, están perdiendo su dieta habitual y equilibrada ya que su tierra se utiliza ahora para producir aguacates que venden al extranjero.

A cambio, consumen productos procesados en cantidades que merman su salud, ya que son los más baratos y fáciles de conseguir. La comida sana se ha vuelto un lujo para muchas comunidades.

La obesidad y el sobrepeso se abren hueco así en lugares donde, hasta hace unas décadas, era relativamente común morir de hambre.

Más de 650 millones de personas en el mundo padecen obesidad, con más de 4 millones de muertes relacionadas al año. Desde 1975 se ha triplicado el número de obesos en el mundo y se prevé que siga aumentando.

Y lo más sorprendente: en muchos países hay, al mismo tiempo, personas muriendo por obesidad y por desnutrición. Es algo intolerable, más aun siendo una enfermedad completamente prevenible.
Y no es la única. Múltiples dolencias se asocian a estos cambios globales.

La diabetes ya es la séptima causa de muerte

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La diabetes tipo 2 está muy relacionada con estos hábitos inadecuados de los que estamos hablando.

En el año 2000 las previsiones apuntaban a que para 2025 habría 300 millones de personas diabéticas, el doble que las calculadas a principios del milenio. Pero se quedaron muy alejados: en 2014 la cifra de afectados llegaba ya a los 422 millones, 1 de cada 11 adultos en el mundo. Es la séptima causa de muerte.

Los accidentes cerebrovasculares inhabilitan y causan la muerte al año de millones de personas. En España son la principal causa de fallecimiento en mujeres y la tercera en hombres. Pero los que sobreviven tienen altas posibilidades de tener otros trastornos asociados como alguna discapacidad, depresión o demencia.

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Y ligado a ello está la enfermedad de las arterias coronarias, la mayor causa de muerte en el mundo. En ella se incluyen anginas de pecho e infartos de miocardio, y es causada mayoritariamente por la ateroesclerosis: infiltración de grasa en las arterias coronarias que estrecha el conducto progresivamente.

El 80% de las muertes por ictus o infartos son evitables. 12 millones de personas al año podrían seguir con vida de seguir hábitos de vida más saludables. ¡Y solo contando estas dos causas de muerte!

Las pandemias que matan más que el coronavirus

No se trata de ninguna exageración. Las enfermedades no transmisibles son una auténtica pandemia que mata, en la actualidad, más que cualquier virus o bacteria. Y su origen principal está en una mala dieta, sedentarismo y malos hábitos como fumar o el exceso de alcohol, pero también en la contaminación de las ciudades.

La enfermedad obstructiva pulmonar crónica (EPOC) causa el 5% de las muertes totales al año, golpeando mayormente en países de ingresos bajos y medios. El flujo de aire que llega a los pulmones se reduce progresivamente y nunca llega a curarse. Los enfermos empeoran poco a poco.

Fumar en exceso es la causa principal, pero la contaminación tiene un peso cada vez mayor.

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Se ha demostrado que los niños no nacidos, si la madre está expuesta a alta contaminación, tienen más posibilidades de desarrollar la enfermedad de adultos. Una enfermedad incurable a la que miles de niños estarían abocados desde antes incluso de nacer.

En total, 250 millones de personas padecen esta dolencia.

Otra mortal enfermedad respiratoria es el cáncer de órganos respiratorios, como pulmón, tráquea o bronquios. Y también se ve incrementado por el tabaquismo y la contaminación. Se trata de la novena causa de muerte.

Queda claro que la ingesta abusiva de alimentos procesados, bebidas azucaradas, carne y comida rápida nos hace poner en riesgo la vida. Y también el tabaco y el alcohol. Se debería controlar la publicidad de ciertos productos y apoyar una mejor educación en salud.

Pero la poca movilidad que tenemos también mata. Fomentar la actividad física en todas las edades es primordial. En la gran mayoría de países las ciudades están hechas para coches, no para favorecer el transporte en bicicleta o andando. Y la contaminación urbana que emana de los vehículos nos envenena poco a poco.

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Si las ciudades se rediseñaran, dando apoyo a peatones y bicicletas no solo se facilitaría el realizar ejercicio físico, sino que también reduciríamps la polución.

Alrededor de 20 millones de personas mueren al año solo de enfermedades cardiovasculares, EPOC y diabetes. La covid-19, de momento, no llega al medio millón.

Tal vez es hora de que consideremos a estas enfermedades como la gran pandemia que son y que se actúe realmente en consecuencia. Más aun cuando, de todas estas muertes, la gran mayoría son prevenibles.

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