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Guía para evitar intoxicaciones ‘sorpresa’ en las comidas navideñas

  • Consejos clave para que nos acerquemos a los fogones con las suficientes garantías sanitarias. Porque una intoxicación alimentaria nos puede amargar las fiestas

28 diciembre, 2020


Rebeca Gil
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Ya estamos inmersos en las vacaciones Navideñas. Han pasado las dos primeras grandes fechas, la Nochebuena y la Navidad, y lo primero que se ha visto en muchos hogares es que ante la reducción de comensales se ha incrementado la creatividad en los menús.

Por eso, y porque aún quedan muchos días y grandes celebraciones, estamos a tiempo de dar unas pinceladas para que todos nos acerquemos a los fogones con las suficientes garantías sanitarias. Algo esencial para que una intoxicación alimentaria no nos amargue las ya de por sí complicadas fiestas de este año.

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Los riesgos asociados al consumo de alimentos en casa en Navidad no son muy diferentes que los del resto del año. Lo que ocurre es que hay muchos productos que no solemos consumir el resto del año, como los mariscos.

Además, estos días tampoco realizamos las recetas “normales” sino que optamos por darles un toque especial y festivo a nuestros platos. Todo ello, puede incrementar el riesgo de acabar en urgencias por una intoxicación alimentaria.

Este tipo de episodios suelen estar provocados por el consumo de alimentos contaminados por microorganismos patógenos o sus toxinas. Y suelen provocar molestos episodios gastrointestinales como dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos, incluso fiebre.

La compra

Así que hay que tener un especial cuidado con algunos productos como carnes, aves, huevos, marisco, arroz cocinado, productos lácteos, platos con pasta cocinada y ensaladas de consumo en crudo, en especial si están preparados con salsas, cremas o natas.

Pero antes de remangarnos para entrar en la cocina, el primer paso para evitar intoxicaciones está en el momento de la compra. Y es que, aunque parezca una obviedad, debemos adquirir los alimentos en establecimientos comerciales autorizados.

Es la mejor forma de asegurarnos de que cumplen todos los requisitos de higiene, temperatura de conservación o manipulación.

Una vez dentro del comercio, con nuestra mascarilla puesta, por supuesto, no debemos coger aquellos alimentos cuyo envase esté deteriorado o que su aspecto (color, olor o textura) no sea el habitual. Y siempre vigilar la fecha de caducidad.

Con el carrito de la compra lleno es momento de volver a casa. Si algo nos ha enseñado la crisis del coronavirus es que la higiene es esencial. Y en la cocina más.

La cocina

Debemos extremar la limpieza y desinfección, con especial cuidado en los utensilios y superficies utilizadas para manipular alimentos.

Y durante la preparación de las comidas bueno será realizar lavados frecuentes de las manos con agua caliente y jabón. Nunca en esos momentos con gel hidroalcohólico, porque podríamos impregnar de su sabor y destrozar cualquier plato.

Los tres momentos en los que la higiene de manos es esencial son: antes empezar a cocinar, después ir al baño y tras haber tocado materiales sucios o alimentos crudos.

También es esencial mantener la limpieza y la higiene en todas las superficies en las que vayamos a depositar cualquier tipo de alimento. Nada de poner las bolsas del súper en la encimera de la cocina, ni latas sin limpiar, ni fruta sin lavar (con una gotita de lejía, mejor), ni botellas no desinfectadas, ni siquiera, por supuesto, el bolso de las señoras, que no suele estar libre de bacterias después de haber reposado en el suelo con no poca frecuencia.

Además, durante la preparación de la comida lo mejor es que limpiemos los útiles de cocina que hayamos usado para los alimentos crudos, antes de utilizarlos con alimentos ya preparados. Es la mejor forma de evitar lo que en términos de salud se denomina “contaminación cruzada”.

A la hora de organizar la nevera, lo mejor es guardar los alimentos crudos protegidos y siempre separados de los ya cocinados.

Y, por supuesto, las mascotas fuera de la cocina.

Si cocinas por adelantado…

Es habitual que alguno de los platos de las cenas o comidas de Navidad o fin de año se preparen con antelación. Por eso la conservación de estos alimentos ya preparados es esencial si queremos evitar la proliferación de gérmenes.

Los productos congelados deben cocinarse directamente (cocción, fritura…) Y si hay que descongelar algo, es mejor sacarlo con tiempo y dejarlo en el frigorífico hasta que esté listo para consumirlo o prepararlo.

Además, y aunque ya es bastante sabido, nunca está de más recordar una premisa básica que vale para siempre: ¡no debemos congelar alimentos ya descongelados!

Los alimentos deben ser cocinados correctamente, asegurando que alcancen una temperatura superior a 70ºC. Si vamos a preparar piezas grandes de carne, pescado y aves, debemos asegurarnos que están completamente descongeladas.

Por último, antes de la sobremesa, dedicaremos un ratito a guardar las sobras en la nevera si queremos consumirlas más adelante. No es bueno que pasen largos ratos de tertulia sobre la mesa, en espera de entrar en la nevera.

Salsas, pescados y mariscos

Una vez que ya tenemos asegurada la higiene de nuestra cocina, que sabemos cómo prepararla y cómo conservarla, no está de más recordar que algunos productos requieren un cuidado especial.

Aunque parezca una herejía culinaria, si no estamos hablando con expertos cocineros sino con el común de los mortales, es mejor que las salsas, típicas en estas fechas para acompañar a los platos, no se elaboren en casa. Sobre todo, aquellas hechas con huevo. En este caso lo industrial nos puede evitar disgustos.

En cuanto a los pescados y mariscos, es importante saber que antes de prepararlos deben lavarse con agua.

Y en cuanto a su estado de conservación, el olor debe ser nuestra guía. Si desprenden un aroma fuerte o desagradable puede que no estén en el mejor estado para consumirlos.

Y si vamos a consumir almejas, ostras o cualquier molusco vivo, lo mejor es comprarlo con la menor antelación posible.

¡Importante! Si almejas y ostras no se mueven o no cierran bien el caparazón cuando se las toca, no se deben consumir.

Por último, para prevenir una infección por anisakis, hay que cocinar el pescado a una temperatura igual o superior a 60ºC durante un mínimo de 10 minutos.

Si lo vamos a comer crudo o en vinagre, escabechado, marinado, etc, primero tenemos que congelarlo a una temperatura inferior a –20ºC durante, al menos, 24 horas.

Hay que recordar que es muy habitual encontrar este parásito en el boquerón, la sardina, merluza, pescadilla, bacaladilla, rape o la caballa.

Los postres

Y ha llegado la hora de los postres. Uno de los más tradicionales en estas fechas es el roscón. Si lo que nos gusta es su versión rellena de crema o nata, tendremos que conservarlos en el frigorífico, bien protegidos, y aun así debemos consumirlos en las 24 horas siguientes a su elaboración.

Y eso mismo con cualquier postre o comida que lleve nata o crema, cuya intoxicación no es plato de buen gusto.

Y para cualquier plato, recordar que con higiene durante la elaboración, perfecta conservación y mucho cariño en la preparación, lo que aún queda de estas Navidades también pueden ser días muy especiales y sin riesgos.

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