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¿Compensan las células cerebrales los daños causados por un ictus?

  • Descubren que las neuronas que sobreviven a un ictus no asumen la función de las neuronas dañadas.
  • Además, la actividad de las neuronas supervivientes disminuyó tras el accidente cardiovascular.
  • Este estudio podría explorar diversas formas de inducir a las células supervivientes a compensar las neuronas perdidas.

01 julio, 2021

Patricia Díaz

Un estudio demuestra que las neuronas no dañadas no cambian su función tras un ictus para compensar las que han sido dañadas.

De esta manera, se pone en duda la idea establecida de que el cerebro recluta las neuronas existentes para sustituir a las que se pierden por un ictus.

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Los autores de la investigación pretenden explicar cómo ocurre esto, puesto que el cerebro tampoco produce nuevas células para reemplazar a las deterioradas.

Observando a los roedores

En este análisis se ha empleado una técnica llamada microscopía de excitación de dos fotones, una tecnología que hace que las neuronas se iluminen cuando se activan.

De este modo, los investigadores observaron en ratones qué neuronas son llamadas durante ciertas actividades.

Una vez conocidas las funciones de las neuronas individuales, provocaron un accidente cerebrovascular dirigido en los roedores.

Así, los investigadores podían utilizar la mencionada técnica para observar cómo respondían las neuronas vecinas.

Los ratones recogen información sobre su entorno a través de sus bigotes, y cada uno de ellos transmite señales sensoriales a un grupo específico de neuronas.

Al destruir las neuronas codificadas a un bigote específico, los investigadores podrían observar si las neuronas de un bigote diferente sustituyen a sus vecinas perdidas.

Sin embargo, al terminar el proceso, encontraron que las neuronas que sobrevivieron al ictus no asumían la función de las que se perdieron.

Y no solo eso, también descubrieron que la actividad de las neuronas supervivientes disminuyó tras el accidente cardiovascular.

Abriendo camino

Los neurólogos llevan ‘mapeando’ el cerebro desde mediados del siglo XIX y, a lo largo de los años, los científicos han creado mapas cada vez más detallados.

Sin embargo, la resolución del mapa se ha visto limitada por la precisión de las herramientas disponibles para estudiar el cerebro vivo.

En los últimos años, nuevas e innovadoras herramientas, como las utilizadas en el estudio actual, han permitido empezar a observar la activación de cada neurona en tiempo real.

A pesar de esto, los autores recalcan que serán necesarios más estudios para comprender plenamente lo que ocurre en el cerebro humano tras un ictus.

Los expertos afirman que los estudios futuros también podrían explorar diversas formas de inducir a las células supervivientes a compensar las neuronas perdidas.

«En lugar de suponer que el cerebro puede remodelarse por sí mismo, ahora sabemos que necesitamos una forma de hacer que las células hagan cosas que no están haciendo», explica William Zeiger, líder del estudio.

Ictus: la causa principal de discapacidad física en adultos

Un ictus es la interrupción de la circulación de la sangre que llega al cerebro de una forma aguda, brusca y repentina.

Cuando la sangre no llega de una manera adecuada, la función de la parte del cerebro que ha quedado afectada se puede alterar de forma transitoria o permanente.

Según el mecanismo de la lesión se distinguen dos tipos de ictus:

  • Ictus isquémico (o infarto cerebral) originado por la obstrucción del flujo sanguíneo.
  • Ictus hemorrágico (o hemorragia cerebral) en el que la rotura de un vaso provoca la salida de sangre y la compresión de estructuras del sistema nervioso central.

Una persona que sufre un ictus puede perder temporalmente la capacidad de hablar, caminar o mover los brazos.

La mayoría de pacientes muestra algún grado de recuperación espontánea durante las primeras semanas después del ictus.

Sin embargo, los datos no son esperanzadores puesto que cada seis minutos se produce un ictus y, en España, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres.

Además, es la principal causa de discapacidad física en personas adultas y la segunda causa de deterioro cognitivo.

Síntomas de un ictus

Los síntomas del ictus aparecen de forma abrupta pocos segundos después de que se haya producido el accidente cerebrovascular, es decir, la interrupción del riego sanguíneo.

En líneas generales, si el daño vascular está en el lado izquierdo del cerebro, la afectación corporal será del lado derecho, y al contrario.

Las señales de alerta a las que debes prestar atención son estas:

  • Problemas repentinos de movimiento
  • Insensibilidad o sensación de hormigueo
  • Dolor de cabeza intenso
  • Dificultades para hablar
  • Pérdida de equilibrio
  • Problemas súbitos de visión

¿Cómo prevenirlo?

Aunque existen factores genéticos que no pueden modificarse, hay medidas de prevención que constituyen la mejor terapia contra el ictus.

Es fundamental llevar una alimentación sana y equilibrada baja en grasas y sal.

Asimismo, se debe realizar ejercicio físico de forma regular y evitar hábitos tóxicos como fumar, abusar de las bebidas alcohólicas o consumir drogas.

Además, los siguientes factores aumentan el riesgo de que sufras un ictus:

  • Una tensión que supera los 130/90 mmHg.
  • Alto nivel de azúcar en sangre.
  • Cifras altas de colesterol y triglicéridos.
  • Llevar una vida sedentaria.

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