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Preeclampsia: ¿Qué es y cómo afecta a las mujeres?

  • Entre el 2 y el 5% de las embarazadas sufren preeclampsia, que es la segunda causa de muerte materna
  • Si aparece antes de la semana 34 de gestación puede provocar graves complicaciones maternas y fetales
  • El número de casos ha repuntado a causa de la pandemia.

15 noviembre, 2021

Rebeca Gil

La investigadora Marta Fabre Estremera, del Servicio de Bioquímica Clínica del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza) define la preeclampsia como «una enfermedad propia del embarazo, que desaparece cuando finaliza la gestación. Sus manifestaciones clínicas son muy variadas, siendo la hipertensión arterial la más común, pero puede afectar a diferentes órganos como riñón, hígado, sistema nervioso central y otros».

«Se estima que la preeclampsia complica alrededor del 2-5% de los embarazos en nuestro país. Afortunadamente, la asistencia sanitaria en España y la conciencia de la enfermedad en la mujer gestante permite detectar la enfermedad en sus etapas iniciales en numerosos embarazos, impidiendo su evolución a las formas más graves», explica la experta.

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Segunda causa de muerte materna

«El espectro clínico de la preeclampsia es muy amplio. Alrededor del 85% de los casos se presentan después de la semana 34 de gestación, son los de presentación tardía y suelen cursar como formas leves sin repercusión importante en el pronóstico materno y/o fetal. Otra cosa es el 15% restante, que son las formas de comienzo temprano, antes de la semana 34 del embarazo y que se asocian con más frecuencia a graves complicaciones maternas y fetales», advierte Fabre.

De hecho, “la preeclampsia es una de las principales causas de morbimortalidad materna y perinatal. En España, es la segunda causa de muerte materna. Se trata de una patología progresiva, podemos tratar los síntomas y signos clínicos, lo que no impide la evolución de la enfermedad. Aunque la mayoría de los casos tienen una marcha benigna, es necesario vigilar su progreso e intervenir antes de que evolucione a formas graves, como la eclampsia o el síndrome HELLP (siglas inglesas de hemólisis, aumento enzimas hepáticas y trombocitopenia). El único tratamiento efectivo en los casos graves es la finalización de la gestación«.

Síntomas de la preeclampsia

Esta patología propia de la gestación suele ser asintomática. Es decir, en muchos casos, la única manera de detectarla es durante una de las revisiones propias del embarazo en la que el médico detecte un aumento de la tensión arteria o la presencia de proteínas en la orina.

Aún así, hay algunos síntomas que podrían hacer sospechar y que es importante conocer. Entre ellos, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) destaca:

  • Dolor de cabeza persistente y fuerte.
  • Problemas de visión como destellos, pérdida de visión o ver doble.
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor en la parte alta del abdomen.
  • Sangrado vaginal.
  • Dolor en el útero.
  • Disminución o desaparición de los movimientos fetales.

Antes, la aparición de hinchazón en la cara o en las manos de una embarazada se manejaba la posibilidad de que la mujer sufriera preeclampsia. Actualmente se sabe que estos edemas son habituales durante el embarazo con preeclampsia o sin ella.

Factores de riesgo

No todas las mujeres tienen las mismas probabilidades de padecer preeclampsia. Desde la SEGO indican algunos factores que pueden aumentar el riesgo de que aparezca durante el embarazo. Entre ellos:

  • Padecer lupus o enfermedad renal.
  • Haber tenido diabetes gestacional en un embarazo anterior.
  • Haber tenido preeclampsia en embarazos anteriores. Si en el primero no se desarrolla esta patología lo más probable es que no lo haga en los sucesivos.
  • Embarazo múltiple.
  • Antecedentes familiares de preeclampsia.
  • Obesidad.
  • Embarazo en edades muy tempranas (menos de 20 años) o pasados los 40.

Cribado de preeclampsia

Según señala la investigadora Fabre, «el cribado de preeclampsia en el primer trimestre de la gestación nos ayuda a identificar a las gestantes con un mayor riesgo de preeclampsia precoz y a ofrecer el tratamiento diario con ácido acetilsalicílico comenzando antes de la semana 16 del embarazo».

Pero la experta advierte que, aunque «esta conducta no previene la enfermedad, sí disminuye la posibilidad de desarrollar una preeclampsia temprana y grave, lo que es beneficioso para la madre y el feto».

La ponente añade que, «en nuestro país, hace poco más de 10 años era impensable hablar de cribado de preeclampsia. Era una enfermedad diagnosticada con una edad gestacional avanzada por su sintomatología y, en cierta manera, impredecible. En 2020, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), en su última guía clínica, recomendó realizar el cribado de preeclampsia en el primer trimestre de la gestación».

En este momento este tipo de cribado no es una práctica generalizada en todos los hospitales y clínicas. Por ello, «la Comisión de Diagnóstico Prenatal de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), está trabajando en la elaboración de un documento de consenso acerca de las diferentes estrategias y calculadoras disponibles para realizar el cribado de la preeclampsia en el primer trimestre de gestación», cuenta la investigadora.

Preeclampsia en pandemia

Sobre la pandemia por coronavirus y su repercusión en la detección de la preeclampsia, Fabre explica que «los primeros meses fueron muy complicados para todos. Por una u otra razón se cancelaban consultas, los controles analíticos o las ecografías de control no se realizaban, pero en general, se hicieron grandes esfuerzos para que la atención a la embarazada no se viese afectada».

A pesar de ello, la investigadora si señala un aumento de esta patología durante los meses de pandemia. «Creemos que se ha visto afectada por lo que llamamos sindemia, es decir, las consecuencias de la inquietud sanitaria derivada por la pandemia. Hemos observado un aumento del porcentaje de casos de preeclampsia en este último año, de manera muy significativa, en las mujeres que padecieron COVID-19 a lo largo de la gestación, pero también en las gestaciones de mujeres que no padecieron este virus, aunque de manera menos acusada».

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