A finales del pasado mes de marzo se celebraba en Barcelona un concierto. Para asistir a él, además de comprar la entrada, había que realizarse un test de antígenos y que diera negativo.
Se trataba de una prueba piloto para tratar de recuperar la tan ansiada normalidad: celebrar un acto masivo (5.000 asistentes) sin distancia de seguridad pero, eso sí, con mascarilla.
No ha sido la única experiencia de este tipo que se ha llevado a cabo en nuestro país. Se ha probado en deportes o convenciones. Es más, algunas comunidades autónomas también son partidarias de que estas pruebas puedan estar disponibles para la población en general y realizarlas en diversos espacios, sean sanitarios o no.
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¿Qué opinan los expertos?
La cuestión es conocer el criterio de los que más saben sobre este el uso de los test de antígenos para este tipo de ensayos de normalidad.
Y los que más saben sobre pandemias, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), advierten de que el acceso de la población en general a las pruebas de antígenos debe ir acompañado de un exhaustivo seguimiento de los casos positivos y sus contactos.
Los miembros de esta sociedad científica tienen claros los beneficios de este tipo de pruebas de antígenos como alternativa a las PCR, ya que están permitiendo aumentar la capacidad de detección de casos de infección por SARS-CoV-2. Pero recuerdan que deben primar los procedimientos de la vigilancia epidemiológica.
Es decir, «se trata de una herramienta que puede ser útil siempre y cuando los casos positivos se notifiquen a los servicios de vigilancia de Salud Pública, a fin de estudiar a los contactos y llevar a cabo el aislamiento de las personas infectadas, así como la actuación sobre sus contactos. De lo contrario, el acceso sin control a estas pruebas puede ser contraproducente «, subrayan desde la SEE.
En otros países, como en algunas zonas de Alemania, hay gobiernos que incluso están ofreciendo a sus ciudadanos dos test de antígenos por semana de forma gratuita, para que se los realicen ellos mismos en casa o en el ámbito laboral.
Desde la SEE advierten de que esta estrategia es útil únicamente si se garantiza que la mayor parte de la población se somete repetidamente a estas pruebas y se acompaña de una integración con el sistema de vigilancia epidemiológica, que permita actuar sobre los casos positivos y sus contactos.
sensibilidad de los test de antígenos
Es otro de los puntos que preocupa especialmente a los epidemiólogos.
Aunque la Sociedad de Epidemiología reconoce la utilidad de estos test en personas que acuden a la consulta con síntomas compatibles con la Covid-19, recuerda que su sensibilidad es baja en asintomáticos, lo que puede dar lugar a falsos negativos.
Por ello, «la realización de estas pruebas no garantiza la ausencia del virus, ya que quienes han dado un falso negativo pueden transmitir la enfermedad», señalan.
Teniendo en cuenta la relativa fiabilidad de los test de antígenos, los expertos insisten en que, de momento, «es importante mantener la limitación de aforos, la ventilación y el control de las medidas de seguridad como el uso de mascarilla, la higiene de manos y la distancia física».
Por último, la SEE considera que, independientemente de su coste, los recursos que se destinan a estas pruebas dejan de utilizarse para acciones que comportan «un beneficio comunitario» como las labores de rastreo o el seguimiento de los aislamientos.
Por todo ello, insisten en que la vigilancia epidemiológica, adecuadamente efectuada y con los recursos suficientes, es uno de los instrumentos más eficaces para prevenir contagios y controlar el avance de la pandemia.
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