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Ánimo: tras mis 14 días de encierro encuentro la calle con gente y sólo han pasado dos meses

15 marzo, 2020

Beatriz Pérez Argüelles

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Por fin me reencuentro con las calles de Yiwu. Por fin se acabado la cuarentena de 14 días. Y soy feliz. No solo por haber podido disfrutar de un paseo bajo el cielo azul de esta mañana sino también porque la gente vuelve a salir de sus casas.

Para mí han pasado dos semanas de estar sola, mirar por la ventana y tomarme la temperatura varias veces al día para después colgarla en la puerta, por fuera, y enseñarla al mundo. Para Yiwu, la ciudad china donde vivo, han sido algo más de dos meses de miedo, normas estrictas (aquí nadie desobedece) y encierros.

Y para España, la realidad que me he encontrado hoy es un mensaje de esperanza. Entre el 20 y el 25 de enero comenzó a cerrarse todo. El día 26 de enero se produjo el primer caso. Y ahora, menos de 50 días después, las calles vuelven a tener vida. ¡No es para tanto!

Y es que hoy he visto como de nuevo las carreteras están llenas de coches, el centro comercial goza de actividad, en el parque disfrutan distintos grupos jugando a las cartas o al xiàngqí (象棋 ajedrez chino), los restaurantes tienen los comedores abiertos y no están vacíos, y la plaza, una plaza que me gusta especialmente porque siempre tenía mucha actividad, vuelve a ser lo que yo conocía: niños volando cometas, jugando con sus patinetes o entretenidos con pistolas de agua en las fuentes, personas practicando taichí, y una terraza donde tomarse un café o algún refresco.

Y esto por la mañana, porque por la tarde-noche, pasada la hora cenar, esta plaza se convierte en un auténtico caos donde empiezas a escuchar todo tipo de músicas que provienen de diferentes grupos que practican sus actividades, ya sea zumba, bailes tradicionales chinos, karaokes, patinaje, bádminton, gimnasia para mayores…

Entre todos los espectáculos estamos los que caminamos alrededor y nos entretenemos observando la familiaridad con la que se vive aquí, donde todos parecen tener una actitud natural innata.

Y los más mayores nos dejan sorprendidos con la agilidad física que mantienen. Por cierto, les encanta el ritmo latino, es muy habitual escuchar canciones en español y esto, en cierta medida, influye en el interés que hay en China por aprender español. Y, no es lo frecuente pero una vez escuché, precisamente en esta plaza, desde uno de los enormes altavoces con ruedas que traen, ¡un chotis! Y, la verdad, me hizo bastante gracia verles bailarlo con su propia coreografía.

Después de mis catorce días de cuarentena encuentro la ciudad muy diferente al día que tuve que encerrarme. Supongo que intervienen muchos factores: hace muy buen día, es domingo y todos teníamos muchas ganas de volver a salir. Aun así, en China es muy normal ver a la gente por la calle. No precisamente llenos de bolsas, tomando cañas o yendo al cine, sino disfrutando de eso: de la calle.

El número de actividades que se practica en los parques o en las plazas es amplísimo y abierto para todos, incluso si te detienes a observar puede ocurrir que te inviten a participar. Porque lo cierto, o por lo menos según mi experiencia en China, es que les gusta interactuar y si ven una cara extranjera, a parte de algunas miradas de más, es posible que alguien intente hablar contigo o incluso invitarte a sentarte con ellos.

Esto no quiere decir que no les encante consumir. La ciudad tiene muchos puestos de bebidas frías o calientes donde, por ejemplo, tomar un té con leche (muy popular aquí), o puestos de comida para llenarse un poco el estómago. Pero no solo les gusta comer y beber, también les encanta comprar todo tipo de objetos, prendas, cosas de informática… pero prefieren hacerlo de manera online y esperar a que, en cuestión de muy pocos días, llegue a casa.

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Me da la sensación de que, ahora, este ritmo tan popular está volviendo a funcionar. De momento un poco diferente ya que en casi todas las caras se sigue viendo una mascarilla (aunque ya hay algún atrevido que ha optado por salir sin ella), sigue siendo necesario mostrar el QR de salud antes de entrar en los sitios (y más vale tenerlo porque es requisito fundamental para poder acceder) y aún se ven personas con termómetros digitales. Pero la sensación de miedo hacia el COVID-19 ya no es tan palpable y, rápidamente, los ciudadanos se han contagiado de esa tranquilidad.

Si todo lo que se ve hoy no es solo la ganas de algunos por salir a la calle, creo que es posible que dentro de no mucho podamos volver a llevar la vida de siempre.

Que esto ocurra en Yiwu no significa que sea igual en toda China. Wuhan sigue con bastantes restricciones, en Pekín está prohibido comer frente a frente en los restaurantes y en Shanghái, aunque ya se han abierto museos y galerías de arte, se percibe más temeridad por parte de la población asiática.

También hay que decir que Hubei hoy ha reportado cuatro casos nuevos de la neumonía, Pekín ha reportado cinco y Shanghái tres, estos últimos son casos importados
China sigue alerta y por ello aún no hay fecha para normalizar algunos sectores como la enseñanza y no todas las ciudades tienen el mismo movimiento que Yiwu (Zhejiang).

Antes de volver a funcionar al 100% van a asegurarse de que la pandemia no pueda volver a atacarles y, mientras consiguen estabilizar esta certeza, China sigue mandando apoyo y ayudas a los lugares que ahora mismo están más afectados.

Italia ha mostrado un gran agradecimiento hacia el firme apoyo que está recibiendo de China y tiene la esperanza de recuperarse si sigue los pasos de su nuevo “amigo”.
España está entrando ahora en la misma batalla y es probable que se acaben siguiendo las medidas que han tomado los chinos.

Por ahora el primero es cuarentena de 14 días lo que no significa que todo acabe ahí.

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Queda mucho camino por delante y si queremos volver a ver las calles de Madrid y de España repletas de alegría y gente este verano, necesitamos hacer un gran esfuerzo y tener confianza porque esta batalla, como vemos en China, la vamos a superar.

Ánimo a los que habéis sido atacados directamente por la neumonía, a todos los que estáis en casa y a los que por necesidad tenéis que salir, a los que trabajáis en sanidad, a los autónomos, a las pequeñas empresas, a los negocios de hostelería y a los que hayáis perdido el empleo.

Ojalá tras esta pandemia se reajusten algunas cosas en el mundo, entre ellas los valores y la justicia.

Baibai

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