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Diabetes tipo 2: ¿qué podemos hacer para combatirla?

Un estudio de la Fundación Española para la Diabetes advierte que la diabetes tipo 2 afecta a 5,3 millones de personas en España

09 noviembre, 2020


Gema Carrasco

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Casi 400 millones de personas en el mundo sufren diabetes. Según el último informe del estudio di@bet.es de CIBERDEM publicado en marzo de 2020, se pone de manifiesto que cada año 386.000 adultos en España son diagnosticados de diabetes tipo 2. El estudio revela que los principales factores de riesgo ligados al desarrollo de esta patología son la presencia de prediabetes, la edad, el sexo masculino, la obesidad, el incremento de peso y la historia familiar de diabetes.

Otra de las conclusiones que revela el informe es que una parte importante de las personas con diabetes no están diagnosticadas. En Europa este dato alcanza el 37,9% siendo uno de los más bajos del mundo, lo que se traduce en 22 millones de personas.

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La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están por encima de los valores normales. Pero, ¿qué diferencia hay entre ambos tipos de diabetes? En la diabetes mellitus tipo 1, el propio sistema inmunitario del paciente produce una destrucción de las células encargadas de producir insulina en el páncreas, originando una deficiencia de insulina (hormona que ayuda a mover el azúcar proveniente de los alimentos que se encuentra en la sangre hacia otros tejidos del cuerpo donde se usa para producir energía). Por su parte, en la diabetes mellitus tipo 2, las personas pueden producir insulina, pero no en las cantidades suficientes que el organismo necesita para su adecuado funcionamiento.

Diabetes de tipo 2

La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica, diez veces más frecuente que la del tipo 1. Es una afección grave que se caracteriza por una resistencia a la insulina. Es decir, la insulina que produce el páncreas no funciona de forma correcta o no se produce la cantidad suficiente para permitir que la glucosa pase de la sangre a las células y se convierta en energía. Los pacientes con diabetes descomponen los hidratos de carbono de los alimentos y bebidas que ingieren y los convierten en azúcar, pero como la insulina no funciona como debería, puede provocar que haya niveles altos de azúcar en la sangre. La acumulación de azúcar en la sangre tiene efectos adversos para la salud que pueden derivar en complicaciones a largo plazo en ojos, riñones, nervios o corazón.

Esta enfermedad es más común en adultos a partir de 45 años. Hay una serie de factores no modificables para desarrollar la enfermedad, como la edad, los antecedentes familiares o el sexo, que presentan mayor riesgo, pero otros factores están relacionados directamente con nuestro estilo de vida.

Factores de riesgo modificables

El principal factor de riesgo es la obesidad. Más del 80% de los casos de diabetes tipo 2 es consecuencia de la obesidad, pero si se revierte la situación se ha comprobado que mejora el control del azúcar en los pacientes. Cuando una persona tiene sobrepeso u obesidad su cuerpo necesita producir más insulina para llevar la glucosa a las células que forman su tejido graso y el páncreas tiene que hacer un sobreesfuerzo que le provoca fatiga para mantener controlados los niveles de azúcar en sangre; además, el exceso de peso también puede desarrollar resistencia a la insulina, especialmente si el aumento de grasa se produce en el abdomen. Es por ello que controlar el peso y reducir la grasa abdominal es fundamental para tener menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2.

Un estilo de vida sedentario provoca que se gaste menos energía y que aumente el peso. La falta de actividad física, aún sin aumento de peso, parece estar directamente relacionada con la diabetes de tipo 2. Por otro lado, el consumo de tabaco también afecta directamente a esta patología. Asimismo, una mala alimentación también influye negativamente en el peso corporal y, por lo tanto, aumenta el riesgo. Una alimentación con un consumo alto de carnes rojas o precocinadas, productos lácteos altos en grasa, refrescos azucarados, dulces y postres se asocia a mayor riesgo de diabetes de tipo 2.

Las personas diagnosticadas con prediabetes, es decir sus niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal pero no tan altos como para tener diabetes, tienen más posibilidades de desarrollarla.

¿Cómo detectar la Diabetes tipo 2?

Su médico mediante diferentes pruebas podrá diagnosticar la enfermedad. El diagnóstico clínico se basa en la elevación anormal de la glucosa en sangre.

Un estilo de vida saludable

La dieta es un punto clave a la hora de tratar o prevenir la diabetes de tipo 2. No se trata de hacer dietas que nos quiten las grasas o los carbohidratos. Debemos seguir una alimentación completa que aporte todos los nutrientes que nuestro organismo necesita: hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua. Eso sí, de calidad. Es decir, debemos evitar todos los alimentos con azúcares añadidos, precocinados, bollería, zumos y refrescos. Y dar más importancia al consumo de cereales integrales, legumbres, vegetales y frutas.

Además, la ingesta de grasas de calidad, es decir, monoinsaturadas como el aguacate, el aceite de oliva o los frutos secos, mejora el control de la glucemia y los eventos cardiovasculares en comparación con una dieta baja en grasas. Es recomendable consumir ácidos grasos omega 3 provenientes del pescado, frutos secos o semillas.

Una buena alimentación con la práctica regular de ejercicio físico puede ayudarnos a cambiar nuestro estilo de vida por uno más saludable. Cada paciente debe adaptarlo a sus condiciones personales, pero se recomienda 150 minutos semanales en sesiones de 3 a 5 veces con una actividad aérobica como correr, pasear a paso ligero, montar en bicicleta o bailar.

El ejercicio físico ayuda a los pacientes con diabetes tipo 2 a controlar el nivel de azúcar en sangre. Además, el deporte ayuda a prevenir esta patología en personas con factor de riesgo para desarrollarla.

Complicaciones a largo plazo

Sufrir diabetes puede tener consecuencias para nuestra salud, debemos tomárnoslo muy en serio, ya que al desarrollar esta enfermedad el azúcar en la sangre está a niveles más altos de lo normal y con el tiempo puede dañar otros órganos como ojos, riñones, piel, corazón.

Consulte con su médico cualquier duda o pregunta sobre esta patología.

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Redacción: Atala Martín, Cecilia Vega, Gema Carrasco, Beatriz García, Thais Escamilla, Pilar Eneriz, Alberto Larriba, Eduard Palomares, Judit Figueras, Anna Solà

Diseño y maquetación: Javier Pineda, Estela Piñeiro, Adolfo Alonso, Carolina Jara