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Los 3 frentes de la batalla farmacológica contra el Covid-19

26 marzo, 2020

Investigadores de todo el mundo llevan alrededor de 3 meses centrados en encontrar un fármacos y vacunas para combatir la pandemia mundial provocada por el coronavirus SARS-Cov-2.

Y esta batalla farmacológica contra el nuevo virus se está centrando en tres ámbitos completamente distintos, pero todos de igual importancia: la investigación en nuevos fármacos específicos para el Covid-19, los trabajos para obtener una vacuna contra el coronavirus, y los ensayos con los medicamentos ya disponibles en el mercado.

Cada uno de esos ámbitos tienen sus propios tiempos. Algunos están permitiendo la obtención más rápida de soluciones a los problemas que está causando la extensión de la pandemia, pero otros necesitan recorrer un largo camino hasta su correcta definición.

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El primer frente está situado en los laboratorios donde se trabaja intensamente para la obtención de un fármaco que ataque de forma exclusiva al SARS-Cov-2. En este campo los investigadores cuentan con alguna ventaja sobre el terreno.

Todos los virus de la familia del coronavirus SARS-Cov-2, que son virus de ARN, tienen algo en común. Se trata de una enzima denominada transcriptasa inversa, encargada de copiar el ARN del virus en el ADN de la célula infectada y, así, iniciar la fabricación de más virus en el interior del cuerpo humano.

Pero esta forma de funcionar del coronavirus es la baza que tienen los investigadores que buscan un fármaco contra la infección. Los seres humanos carecemos de esta enzima, lo que significa que cualquier fármaco que la ataque no va a dañar nuestra salud, sólo al virus.

Así, la transcriptasa inversa se ha convertido en uno de los objetivos de la batalla contra el Covid-19. Neutralizarla, inhibirla para evitar el paso del ARN viral al ADN humano.

Pero a pesar de la ventaja frente al enemigo, este camino requiere tiempo.

Y nunca es totalmente efectivo, ni mucho menos: contra los virus aún no tenemos nada tan eficaz como los antibióticos contra las bacterias.

El segundo de los frentes de lucha está centrado en conseguir una vacuna contra el SARS-Cov-2. Las vacunas han demostrado su eficacia en numerosas ocasiones, pero hay un elemento en ellas que no controlamos del todo y es que su eficacia depende en gran parte de nuestro sistema inmune.

Hay una cuestión sobre el Covid-19 que aún no se conoce y es la inmunidad que obtienen aquellos pacientes que han superado la enfermedad. Virus como el que causa la varicela origina en los afectados una inmunidad permanente, pero hay otros como el de la gripe, que generan una inmunidad limitada en el tiempo.

A día de hoy se desconoce que grado de inmunidad confiere la enfermedad del Covid-19, lo que influye en la elaboración de una vacuna contra ella.

Tanto para un nuevo medicamento, como un antirretroviral, como para una vacuna los plazos son largos, porque hay que comprobar exhaustivamente tanto su eficacia, como su seguridad. Deben pasar por una fase de ensayos en modelos celulares primero, para posteriormente realizarlos en modelos animales, cumpliendo todas las consideraciones éticas necesarias, y por último se ha de probar con pacientes.

Estamos hablando de un proceso de años en la mayoría de los casos. Aunque en siempre hay ensayos clínicos que sobre nuevos fármacos que se hacen sobre un número muy reducido de personas, en situaciones vitales muy graves.

Por eso, los investigadores y profesionales sanitarios han abierto un tercer frente en la batalla contra el coronavirus, los ensayos con medicamentos que ya están aprobados y en uso desde hace años.

Cualquier fármaco tiene que tener 3 características, calidad, seguridad y eficacia. Como todos los medicamentos que se comercializan ya cumplen con estas premisas, la Agencia Española del Medicamento está dando todas las facilidades posibles para realizar ensayos médicos consistentes en la combinación de fármacos.

En concreto, combinaciones de medicamentos antirretrovirales usados en otras patologías provocadas por virus ARN, con fármacos antiinflamatorios, analgésicos o de otra clase. Todos son fármacos ya conocidos, con una eficacia y seguridad acreditada.

En este frente la batalla es el más inmediato e individual, adaptado a las circunstancias e historial de cada paciente, pero aplicable a casos similares. Es la primera línea de la lucha, la que trabaja para estabilizar al paciente y luchar contra el virus.

Son tres frentes distintos, con distintos tiempos de actuación, pero con la misma importancia para combatir los efectos del nuevo coronavirus.