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El logopeda toma asiento en el dentista

“Si no se rehabilita la lengua, la efectividad de la ortodoncia es nula”, subrayan los especialistas en terapia miofuncional

07 febrero, 2021

Myriam Mancisidor

Los logopedas se han colado en las consultas de los dentistas, ortodoncistas y odontopediatras. Y es que los famosos “brackets”, bien sean de colores bien trasparentes, tienen como finalidad la recolocación dentaria, pero de nada vale si un logopeda no interviene simultánea y coordinadamente con los especialistas: “Si no se rehabilita la lengua, la efectividad de la ortodoncia es nula”, subraya Cristina Vega, presidenta de la Asociación de Logopedas del Principado de Asturias (ALPA). Y se explica: “Es fundamental reeducar la lengua porque de otra forma seguirá empujando y el tratamiento ortodóncico no tendrá los resultados que se buscan”.

El logopeda, en concreto el que está especializado en terapia miofuncional, debería colaborar con el ortodontista con el objetivo de ayudar en la corrección de patrones musculares inadecuados como consecuencia, por ejemplo, de respirar por la boca, la posición incorrecta de la lengua o de los labios o la deglución atípica entre otros malos hábitos, los cuales terminarán ocasionando problemas oclusales y también del habla, como explica Sandra Plaza, responsable del área de logopedia de Psicofusión en su web. Vega coincide en las personas con ortodoncias deben reaprender también a comer: “Se les enseña a hacer una buena deglución y a manejar bien el alimento dentro de la boca”.

Hasta hace pocos años “era raro ver a un crío con ortodoncia” y ahora “es raro ver a un chaval sin brackets”

¿Y cuánto tiempo hay que ir al logopeda? “Suelen ser rehabilitaciones cortas de entre tres y seis meses, en este caso sí se suelen pautar al inicio del tratamiento a diferencia de lo que ocurre con otras patologías”, apunta la presidenta de los logopedas asturianos, que valora la aceptación de los logopedas en las consultas de los dentistas. “Esta batalla está ganada porque se han dado cuenta de que si no nos mandan a los pacientes el tratamiento ortodóncico no tendrá el éxito esperado”. También influye, a juzgar por Vega que hasta hace pocos años “era raro ver a un crío con ortodoncia” y ahora “es raro ver a un chaval sin brackets”.

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La ortodoncia es, pues, un situación clínica que requiere la intervención coordinada, en este caso, de dos especialistas sanitarios para garantizar y mantener el éxito de los tratamientos. Ambos buscan el bienestar del paciente y erradicar del decir popular esa frase tan oída: “Me gasté un pastón (de dinero) en el aparato de mi hijo y no sirvió de nada”.

Estos tratamientos ortodóncicos tiene por objeto influir sobre el desarrollo de los maxilares para conseguir en el paciente una mejoría de la función y, en lo posible, de la estética, conseguir un alineamiento de los dientes para facilitar la colocación de una prótesis o la higiene dental y también lograr un propósito estético.

La lengua tiene la suficiente fuerza como para producir importantes problemas en el desarrollo o posición de los dientes

“En muchas ocasiones, la incorrecta alineación o colocación dental viene provocada por problemas de base directamente relacionados con el campo de intervención de la logopedia y que, de no ser detectados y corregidos con anterioridad al inicio del tratamiento ortodóncico, acabarán afectando e incluso anulando las correcciones conseguidas con la intervención del ortodoncista”, apunta Sandra Plaza, en un artículo  de “Psicofusión”. Y añade: “Es por este motivo por el que en ocasiones, tras haber realizado una importante inversión personal de tiempo y dinero en el tratamiento ortodóncico, pasado un tiempo, los dientes vuelven a descolocarse”.

Y es que la lengua tiene la suficiente fuerza como para producir importantes problemas en el desarrollo o posición de los dientes. “Pero si esta situación no se detecta y corrige a tiempo gracias al correcto diagnóstico e intervención conjunta de las dos especialidades, de nada servirá llevar brackets durante aproximadamente dos años por ejemplo ya que, una vez que el ortodoncista retire el aparato, la lengua continuará ejerciendo una fuerza inadecuada”.

Los expertos insisten, a su vez, que la mayoría de  las maloclusiones dentarias vienen producidas por malos hábitos: respirar por la boca, deglución atípica, morderse las uñas, chupar el dedo o consumir biberón o purés ya entrada la niñez. “No se puede acostumbrar a un niño de siete años a alimentarse solo con purés. Además de los problemas de sociabilización que esto le puede generar será normal que haga una deglución inadecuada y que la lengua no se coloque en su sitio”. Y con la lengua “traviesa”, los “brackets” fracasan.