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Un estudio pide en The Lancet medidas inmediatas y europeas para frenar las nuevas cepas

  • Es necesario que todas las naciones de Europa formulen un plan conjunto para el establecimiento inmediato de medidas
  • Cada día encontramos un número creciente de enfermos que confirman la ineficacia de lo que está haciendo Europa
  • No están ‘definidas’ las propiedades biológicas de las nuevas cepas, pero los datos epidemiológicos apuntan a que son más contagiosas
  • Si la cepa británica aumenta los contagios de 1 a 1,4, dejar que se propague significará duplicar el número de infectados cada semana

26 enero, 2021


P.B.
Londres

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Los contagios del coronavirus SARS-CoV-2 se siguen disparando en Europa. Cada día encontramos un número creciente de enfermos que confirman la ineficacia de las medidas que se están tomando en el viejo continente.

Además, la presencia ya probada en varios países europeos de las nuevas cepas conocidas como británica (B.1.1.7) y sudafricana (B.1.351) incrementan la preocupación con el futuro que se nos avecina.

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Porque si bien es cierto que no están todavía ‘definidas’ las propiedades biológicas de estas dos variantes del virus, los datos epidemiológicos apuntan a que son más contagiosas que la original. ¡Y no un poquito!

En el caso concreto de la cepa británica, las estimaciones de los científicos sugieren que el rango de contagio (‘R’) podría pasar de 1 a 1,4 si todo sigue igual en medidas y comportamiento.

Nos enfrentaremos entonces a una variante del virus más contagiosa y los países se verán obligados a gestionar un número cada vez más elevado de enfermos. Y entonces será mucho más difícil frenar su expansión.

La primera consecuencia sería que a más infectados más mutaciones, y mayor riesgo de que sigan apareciendo nuevas variantes todavía más contagiosas y hasta ‘resistentes’ a las vacunas.

Es el resumen de un nuevo artículo publicado por la prestigiosa revista Lancet, que concluye (como concluyen la práctica totalidad de los científicos del mundo) en la necesidad de tomar medidas urgentísimas y, en nuestro caso, paneuropeas, es decir, de todos los países de Europa juntos y a la vez.

Algo muy diferente a las decisiones autonómicas que vivimos en nuestro país.

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Amenaza de colapso

Los científicos temen que a este paso será cada día más difícil estabilizar el número de nuevas infecciones. Y mientras esperan datos experimentales para conocer mejor las nuevas variantes del virus, consideran que la posibilidad de un colapso en los sistemas de salud de cada país es una amenaza real.

El aumento de la vacunación es demasiado lento para que lo podamos considerar un arma eficaz en estos momentos, y los autores de este artículo piden “decisiones paneuropeas que incluyan acciones inmediatas para contener la propagación de nuevas variantes.”

“Si no se toman medidas urgentes aumentarán los infectados y los ingresos hospitalarios. Y en muchos países ya no es posible brindar una atención de calidad a todos los pacientes. Muchas unidades de cuidados intensivos ya están por encima de su capacidad y los procedimientos que no son urgentes se han pospuesto durante semanas o meses”.

Por eso los autores de este estudio incluyen entre las consecuencias de la pandemia “el diagnóstico tardío y la atención comprometida para las personas con otras enfermedades” lo que supone riesgos de salud adicionales no solo para los pacientes con COVID-19, sino para toda la población.

Contención y mitigación

Si damos como buena la previsión basada en datos, aunque no confirmada, de que la cepa británica aumente los contagios de 1 a 1,4, dejar que se propague significará que el número de casos se duplicará cada semana.

Así, el estudio concluye que “es necesario formular un plan claro para la acción paneuropea inmediata y el establecimiento rápido de medidas de salud pública, ya que es probable que sigan surgiendo nuevas variantes con mayor infectividad.”

“El objetivo -insisten- es reducir el número de casos lo más rápidamente posible”, y eso, sean cuales sean las medidas, “tendrá grandes ventajas para la salud, la sociedad y la economía«.

La acción conjunta de todos los países europeos hará que cada esfuerzo nacional y local sea más eficaz e impacte con más fuerza en la salvaguarda de la salud pública en toda Europa.

El artículo incluye las medidas básicas que deberían tomarse para frenar la expansión y que reproducimos a continuación:

Medidas básicas para prevenir la propagación

Transmitir de manera convincente que la lucha contra la pandemia necesita un esfuerzo colectivo de todos los ciudadanos, y garantizar un apoyo social y económico adecuado para los necesitados.

– ¡Hay que actuar ya!” Las medidas deben ponerse en marcha antes de que aumente el número de casos. Porque cada día que pase será más difícil.

– Es necesario reducir el número de contactos físicos: estar con la menor cantidad de personas posible; implementar y mejorar la educación on-line. Burbujas sociales pequeñas y estables.

– Prevenir el contagio con medidas individuales como el distanciamiento físico, la higiene, las mascarillas, la ventilación y el uso de filtros, evitando los espacios cerrados y concurridos y quedándose en casa al primer síntoma.

– Los gobiernos deberían proporcionar mascarillas FFP2 a los necesitados y a todos los que no pueden trabajar desde casa.

Supervisar la propagación del virus y de variantes individuales

– Hacer test, rastrear, aislar y apoyar a las personas y familias afectadas. Hay que hacer cumplir el aislamiento obligatorio de las personas con infecciones confirmadas y fomentar la cuarentena preventiva de los casos sospechosos.

– Realizar test de forma preventiva para detectar casos. Ofreciendo pruebas en escuelas y lugares de trabajo, sin coste, para detectar brotes temprano y proteger a las personas. Aumentar la capacidad de hacer test para poder satisfacer la demanda. Y utilizar la vigilancia de aguas residuales para detectar restos.

Aumentar la secuenciación genética y la detección basada en PCR de la variante B.1.1.7, y de otras variantes de SARS-CoV-2.

Detener el virus en las fronteras y proteger a los más vulnerables

Reducir los viajes dentro y fuera de las fronteras nacionales, y exigir pruebas y cuarentena para los viajeros transfronterizos que lleguen de países con muchos contagios. Las pruebas deben hacerse 24 horas antes del viaje (para poder ir) y de 7 a 10 días después del viaje (para poder salir).

– Mejorar la protección y el apoyo a las personas mayores y los grupos vulnerables.

Incrementar la eficacia y el ritmo de la vacunación

Acelerar la vacunación: mejorar el suministro, la entrega y la asignación de vacunas mediante el aprendizaje entre países y la cooperación internacional. Coordinar esfuerzos para aumentar la producción de vacunas.

Monitorear las infecciones entre las personas vacunadas para detectar una posible reinfección con nuevas variantes o un manejo deficiente de la vacunación lo antes posible.

Responder preguntas urgentes a través de la cooperación internacional; investigar formas de mejorar los regímenes de vacunación para optimizar la logística o aumentar la disposición a vacunarse utilizando datos de varios países.

Finalmente consideran fundamental en este estudio que ante medidas más estrictas y por lo tanto más duras, los estados “deben garantizar que las personas con cargas particularmente pesadas reciban apoyo financiero y social”.

Y también piden que “los servicios de salud mental satisfagan la creciente demanda para hacer frente al duelo, aislamiento, pérdida de ingresos, miedo, abuso de alcohol y drogas, insomnio y ansiedad como resultado de la pandemia y las estrategias de encierro”.

“Cuanto antes y más eficazmente actúen los países, antes se podrán relajar las restricciones. Todos los tipos de medidas deberían coordinarse y sincronizarse en toda Europa. Cada reducción adicional de contagio (es decir, de R) cuenta, ya que reduce la duración necesaria de las medidas estrictas más que proporcionalmente.

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