No cabe la menor duda de que la lactancia materna tiene numerosos beneficios tanto para el bebé como para la madre.
La lecha materna contiene grasas, carbohidratos, proteínas y otros componentes dietéticos que son esenciales para el crecimiento, el desarrollo y la inmunidad del niño que mama.
Así lo afirma el jefe de grupo del CIBERESP en el ibs.GRANADA, Nicolás Olea:
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«La leche materna es, por consenso, la mejor fuente de alimentación para el bebé, aportando numerosos nutrientes y beneficios para el lactante».
Pero sin olvidar las bondades de la leche materna el investigador advierte:
«La leche materna también podría ser una vía de exposición infantil a contaminantes ambientales presentes en el organismo de la madre».
Con el fin de conocer la presencia de estos contaminantes en la leche materna, el CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), han realizado un estudio, publicado en International Journal of Hygiene and Environmental Health.
Principales contaminantes encontrados en la leche materna
Para ello, han analizado la concentración de mercurio, plomo, cadmio y arsénico en 242 muestras de leche obtenidas entre 2015 y 2018 de 83 madres donantes del Banco de Leche del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.
Las muestras del banco de leche materna analizadas presentan:
– Niveles de arsénico más elevados que los encontrados en otros estudios en España y Europa
– Niveles similares de mercurio.
En concreto se observó que en la mayoría de las muestras había:
En el 97%, arsénico
En el 81%, mercurio
En la mitad (51%) plomo
En un 38% cadmio.
Las concentraciones de arsénico fueron mayores en leche materna de donantes primíparas.
El mercurio estaba más presente en las muestras de donantes con mayor consumo de pescado graso y carne, y menores en muestras de mujeres con mayor consumo de productos lácteos y en aquellas recogidas después de un posparto más largo.
Todos los metales que se han estudiado son contaminantes ambientales comunes a los que está expuesta la población general, principalmente a través de la dieta.
Están asociados con diversos problemas de salud, sobre todo cuando la exposición ocurre durante el embarazo o los primeros años de vida.
Por lo tanto, las mujeres embarazadas y los niños son especialmente vulnerables a estas exposiciones.
Más plomo en la leche materna de las exfumadoras
Mención especial merece la detección de plomo, que fue mayor entre las donantes multíparas, las que ganaron peso después del embarazo y las exfumadoras.
Por el contrario, la presencia de este metal fue menor en las muestras recogidas más recientemente y de donantes con mayor consumo de carne roja y huevos.
En cuanto al cadmio, fue mayor en las muestras de donantes que reportaron mayor consumo de fritos y comida enlatada y fue menor en las muestras de donantes que consumían pan con más frecuencia.
Ante estos resultados, Nicolás Olea considera que
«Dada la vulnerabilidad del lactante y muy especialmente de bebés prematuros hospitalizados que reciben leche del banco, sería necesario monitorizar de forma rutinaria la presencia de estos tóxicos ambientales en la leche y dar recomendaciones sobre hábitos saludables a las madres donantes».
Perfil de las donantes
Además, para complementar el estudio los investigadores también han recogido factores socio-demográficos, reproductivos y de estilo de vida y hábitos de higiene de estas mujeres.
Las donantes que participaron en el estudio tenían una edad media de 33 años (rango: 19-47 años), 46% eran multíparas, el 61% contaba con educación universitaria, el 29% desarrollaban un trabajo manual, el 42% residían en áreas urbanas, el 47% eran exfumadoras y el 31% tenían sobrepeso u obesidad.
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