Cuántas veces hemos oído a familiares o amigos con síntomas de rinitis o conjuntivitis decir que tienen “alergia a la humedad”. Pero ¿puede el agua producir alergias? La respuesta es no.
Lo que les ocurre a estas personas es que su cuerpo reacciona a unos organismos microscópicos presentes en el medio ambiente: los hongos o mohos. Estos microrganismos proliferan de forma especial en entornos húmedos, y de ahí que usualmente se conozca como “alergia a la humedad”, cuando lo correcto sería hablar de alergia a los hongos.
Existen miles de familias de hongos, tal y como señala la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Entre todas destaca la Alternaria como principal causante de los procesos alérgicos.
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¿Cómo causan alergia los hongos?
Estos organismos microscópicos ambientales generan esporas, que flotan en el aire y son respiradas por las personas. Aquellos que son sensibles a los hongos desarrollarán síntomas como asma, rinitis o conjuntivitis.
El entorno que más favorece la proliferación de estos organismos son las temperaturas templadas y la humedad, de manera que predominan en otoño, también en verano y primavera, y hay menos en invierno.
La época otoñal es especialmente complicada para los alérgicos, porque a la proliferación de las esporas de los hongos se le suman también el aumento de los ácaros, la vuelta al cole de los más pequeños y el incremento de las infecciones por virus propias de esta estación.
Lo más probable es que en días con viento, lluvia o nieblas, aumente significativamente el número de esporas en el ambiente, lo que se traducirá en un empeoramiento de los síntomas para los alérgicos a estas sustancias.
¿Dónde habitan los hongos y los mohos?
Tal y como señala la SEICAP, se encuentran en cualquier sitio. Dentro de nuestro hogar tienen su “guarida” ideal en habitaciones húmedas, poco ventiladas y con poca iluminación. También las plantas de interior son un buen lugar para el desarrollo de estos hongos, al igual que los baños o lugares de almacenamiento de alimentos como la despensa.
Así que es conveniente que los alérgicos estén atentos a la aparición de manchas de humedad o alimentos en mal estado.
Ante la aparición de asma, rinitis o conjuntivitis en épocas como el otoño o la primavera, o en zonas de humedad, lo más conveniente es realizar un diagnóstico mediante pruebas en la piel, análisis de sangre o pruebas de provocación para determinar si los hongos están provocando una reacción.
Cómo minimizar los efectos de la alergia a los hongos?
En el exterior es prácticamente imposible porque estos organismos microscópicos circulan en el ambiente de forma natural. Pero la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica proporciona algunas medidas para reducir la presencia de estos elementos invisibles en nuestro hogar.
La primera recomendación es que las personas alérgicas a los hongos eviten, siempre que sea posible, las habitaciones oscuras. Dar un repaso a la casa y eliminar manchas de humedad, goteras y filtraciones es otro punto esencial.
Cuantos menos objetos haya en el hogar, mejor. Acumulan polvo y complican la limpieza. Y es importante también ‘alejarse’ de papeles pintados, moquetas y alfombras donde pueden depositarse todo este tipo de organismos.
Tampoco es buena idea tener plantas y, por supuesto, hay que evitar el uso de humidificadores.
Mantendremos a raya a los dichosos hongos con una buena limpieza, usando lejía en las zonas húmedas, como los baños. Y como estos organismos microscópicos tienden a dispersarse con el aire, cuando quitemos el polvo utilizaremos un trapo húmedo que arrastre las partículas y optaremos por el aspirador frente a la escoba.