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¿Es lo mismo alergia que intolerancia a los alimentos?

  • La alergia a alimentos puede poner en riesgo la vida de la persona que la padece, mientras que la intolerancia no.
  • El 5% de los adultos españoles tienen alguna alergia alimentaria.
  • No hay evidencia científica sobre que eliminar el gluten de la dieta sea más saludable.

09 noviembre, 2021

Rebeca Gil

Actualmente, entre el 20 y el 25 por ciento de la población padece alguna enfermedad alérgica en España, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). De hecho, en los últimos 30 años se ha duplicado el porcentaje de personas que sufren alergia.

En el caso de la alergia a alimentos, la cifra oscila en torno al cinco por ciento en los adultos y entre el siete u ocho por ciento en el caso de los niños, adquiriendo un protagonismo importante, ya que en pocos años se ha duplicado la prevalencia de esta enfermedad.

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Sin embargo, con el auge de intolerancias alimentarias, la población general puede confundir los síntomas, porque en ocasiones son similares, pero se trata de dos afecciones que difieren considerablemente entre sí.

La doctora Isabel Ojeda, experta en alergología y miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, señala la diferencia fundamental entre alergia e intolerancia. «La alergia a alimentos puede poner en riesgo la vida de la persona que la padece, mientras que la intolerancia a alimentos no supone un peligro vital».

Síntomas de la intolerancia

En líneas generales, una persona que sufre intolerancias a alimentos experimenta síntomas digestivos crónicos. Los más habituales son:

  • Hinchazón.
  • Malas digestiones (dispepsia).
  • Diarrea o estreñimiento.

Además de estas molestias, en algunas ocasiones pueden aparecer síntomas extradigestivos:

  • Astenia.
  • Migrañas.
  • Dolores corporales.
  • Aturdimiento mental.
  • Picores y reacciones cutáneas.

Síntomas de la alergia

Sin embargo, las reacciones por alergia a alimentos son inmediatas, bruscas y repentinas tras la toma del alimento o alimentos que la provocan.

Este tipo de alergia puede manifestarse con uno o más de lo siguientes síntomas:

  • Picores.
  • Rojeces.
  • Urticaria
  • Angioedema (hinchazón).
  • Ahogo.
  • Tos
  • Falta de aire.
  • Ruidos al respirar (sibilancias).
  • Dolor abdominal.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Mareo.
  • Visión borrosa.
  • Desmayo y pérdida de conocimiento.

«Por este motivo, es de suma importancia reconocer los síntomas y realizar un correcto diagnóstico de la enfermedad», subraya la alergóloga.

Estudio de microbiota para las intolerancias

Aunque actualmente se dispone de herramientas diagnósticas determinadas para cada intolerancia, los especialistas están poniendo el foco sobre la investigación de la microbiota intestinal.

¿Cómo? Pues a partir de una muestra de heces del paciente, se realiza un cultivo de estas y una PCR, y se comparan los resultados con bases de datos disponibles de de microbioma normal.

«Se trata de un campo todavía con muchas lagunas y desconocimiento, pero será un ámbito diagnóstico emergente para muchas patologías en el siglo XXI», apunta la doctora Ojeda.

Enfermedad celíaca, sensibilidad al trigo no celíaca y alergia al trigo

Especial mención merece todo lo referente a los trastornos derivados del consumo del gluten.

«Tanto la enfermedad celíaca, la sensibilidad al trigo no celíaca (STNC) como la alergia al trigo comparten algunos síntomas, pero son diferentes en su origen y desarrollo, estudios diagnósticos y tratamiento», explica la doctora Cristina Camarero, alergóloga y miembro de la SEAIC.

En España se estima que el 1% de la población es celíaca. La enfermedad celíaca es uno de los trastornos digestivos más extendidos en todo el mundo y uno de los de transmisión genética más frecuentes.

Se trata de un desorden genético, autoinmune que ocurre como una reacción a la ingesta del gluten en individuos genéticamente susceptibles.

Por su parte, la alergia al trigo es una reacción autoinmune a cualquiera de las muchas proteínas en el trigo. Cuando una persona tiene alergia al trigo, los Linfocitos T envían

anticuerpos de la inmunoglobulina E (IgE) para atacar al trigo.

Al mismo tiempo, tejidos locales en el cuerpo envían mensajes químicos naturales para alertar al resto del cuerpo de que existe un problema.

«Habitualmente en la alergia al trigo mediada por IgE, la ingesta de este cereal desencadena una respuesta inmediata -que puede variar desde minutos hasta a 2 horas- con síntomas cutáneos (urticaria), respiratorios (dificultad para respirar), digestivos (vómitos, náuseas), anafilaxia, dermatitis de contacto o asma», detalla la experta.

En cambio, la sensibilidad al trigo no celíaca (STNC) no es una reacción de inmunoglobulina E (IgE), como lo es la alergia al trigo, ni es una reacción autoinmune, como la enfermedad celíaca.

¿Es más saludable no comer gluten?

La dieta sin gluten es el tratamiento recomendado para algunas de las patologías ya vistas, pero el agente causal es desconocido y no existen criterios diagnósticos consensuados.

«No obstante, en los últimos años hemos asistido a una progresiva creencia de que suprimir el gluten (trigo, cebada, centeno) hace a la dieta más saludable», cuenta la alergóloga.

«Curiosamente no existe ninguna evidencia científica que justifique esta idea y a pesar de ello hay un elevado número de personas -hasta el 11% en algunos países- que siguen esta dieta. Sin embargo, los productos sin gluten manufacturados contienen, en general, más azúcares y grasas, y, por lo tanto, son desaconsejables en una dieta saludable», explica la doctora Camarero.

«La supresión estricta del gluten de la dieta es absolutamente necesaria en los pacientes celíacos o con alergia a estos cereales, pero no para la población que no padece ninguna de estas enfermedades», concluye la alergóloga.

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