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Cómo combatir la retención de líquidos

  • Hinchazón de piernas o una mala circulación son algunas de las manifestaciones más visibles del edema.
  • Entre las causas más frecuentes destacan los problemas circulatorios, las enfermedades renales o los cambios hormonales.
  • Hacer ejercicio o llevar una dieta equilibrada es clave para combatir la retención de líquidos.

02 septiembre, 2021

Patricia Díaz

La temida retención de líquidos o edema trae algunas consecuencias que, pese a no ser graves, acarrean problemas en el día a día.

Mala circulación, hinchazón de piernas y tobillos, bolsas bajo los ojos o celulitis son algunas de sus manifestaciones más visibles.

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En nuestro organismo el agua está distribuida en diferentes compartimentos, en el plasma (que forma parte de la sangre) y dentro y fuera de las células.

Cuando el equilibrio entre el agua que está dentro y fuera de esas células se rompe es cuando se produce la retención de líquidos, formándose los edemas.

La zona edematosa se observa hinchada o abultada, la piel está estirada y a menudo más brillante.

Además, al presionar con el dedo podemos observar cómo queda marcada la huella sobre la piel y va desapareciendo progresivamente.

Entre las causas más frecuentes destacan los problemas circulatorios, la insuficiencia cardiaca congestiva o las enfermedades renales o hepáticas.

Sin embargo, ser mujer también es un factor de riesgo por el importante papel que desempeñan las hormonas femeninas en su desarrollo.

Los cambios hormonales -como la menstruación, la menopausia y el embarazo- o el consumo de ciertos fármacos, como los anticonceptivos, pueden favorecer la aparición de la retención.

Por otro lado, también existe el edema cíclico idiopático, en el que el problema se produce sin causa conocida.

Consejos para solucionar la retención de líquidos

Pese a todo esto, la Fundación Española del Corazón proporciona algunos consejos para ayudar a combatir este molesto inconveniente.

  • Muévete a diario. Lo ideal es realizar algún deporte, pero también puedes caminar o subir escaleras.

Lo importante es intentar moverse siempre que sea posible, y adecuar la intensidad del ejercicio a tu forma física. Si trabajas sentado, levántate cada hora.

  • Hidrátate bien. Aunque pueda parecer contradictorio, para luchar contra la retención de líquidos hay que beber abundante agua.

Acostúmbrate a tener siempre a mano una botella para ir bebiendo. Además, es aconsejable tomar infusiones diuréticas.

Estas pueden ser de cola de caballo, hinojo, diente de león, ortiga, té verde o flor de Jamaica…

  • Evita llevar ropa y calzado muy ajustado. Eleva las piernas si pasas muchas horas sentada y cuando estás durmiendo.
  • Lleva una dieta equilibrada. Reduce el consumo de sal, así como de alimentos que la contienen como embutidos, quesos grasos o comidas precocinadas.

En lugar de la sal, es recomendable utilizar hierbas, especias, limón, vinagre y aceites aromatizados con ajo, orégano o guindilla para potenciar el sabor de las comidas.

Tampoco conviene que tomes mucho azúcar y deberás evitar el consumo de bebidas con gas o alcohol.

Incluye alimentos ricos en potasio – como aguacate, plátano, papaya, espinacas, acelgas, tomates, patatas- que contrarrestan el nivel de sodio del organismo.

Y no olvides los alimentos diuréticos como la piña, el puerro, el apio, el pepino, el espárrago, el calabacín, la alcachofa o el melón.

  • Utilizar métodos de cocción adecuados para que los alimentos conserven su sabor sin usar sal. Es preferible utilizar el vapor o el papillote porque los alimentos se cuecen en su propio jugo.

También son adecuados los métodos de cocción seca, como el horno o la plancha, así como los guisados y los estofados.

Por el contrario, en el hervido, las sustancias aromáticas se diluyen en el agua de cocción, por lo que se pierde todo su sabor y hace que recurramos a la sal.

  • Presta atención a algunos medicamentos, antiácidos y productos con bicarbonato de sodio.

¿Cuándo es grave?

Se debe acudir al médico inmediatamente si se siente dolor, irritación o calor en la zona hinchada, o si aumenta de volumen sólo en una extremidad.

También si el edema se acompaña de hipertensión arterial, cansancio, falta de aire al caminar o subir escalas.

El edema en sí mismo rara vez es peligroso, pero puede estar reflejando un problema serio en órganos como el corazón o los riñones.

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