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Recetas del neumólogo para evitar enfermedades provocadas por la contaminación

  • 7 millones de personas en el mundo fallecen cada año por la contaminación ambiental. El 35% de la población española vive en entornos contaminados y el 3% de la mortalidad anual en España (unas 10.000 muertes) son atribuibles a este problema

09 diciembre, 2020


Rebeca Gil
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Un estudio del Royal College of Physicians de Reino Unido anima a los médicos a hacer recomendaciones a los pacientes más vulnerables para mitigar los efectos de la contaminación del aire.

Y es que, aunque no hay que olvidar la responsabilidad que tienen los poderes públicos en la lucha contra la contaminación y sus efectos, los ciudadanos también tienen que empezar a realizar elecciones personales para proteger su salud respiratoria y para evitar la contaminación ambiental, tal y como señalan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

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Las muertes causadas por la contaminación del aire se han subestimado. 7 millones de personas en el mundo fallecen cada año por la contaminación ambiental. El 35% de la población española vive en entornos contaminados y el 3% de la mortalidad anual en España (unas 10.000 muertes) son atribuibles a este problema.

Al dato sanitario hay que sumarle un dato económico que da buena cuenta de las dimensiones del problema. Se ha calculado que el 4% del producto interior bruto de los países desarrollados se gasta en atender a los problemas causados por la contaminación ambiental.

En el caso de España, la European Public Health Alliance ha determinado que el gasto sanitario que ocasiona la contaminación es de casi mil euros por habitante al año.

Los principales contaminantes que afectan a nuestra salud son las partículas en suspensión (PM 2,5 y PM 10), el ozono troposférico, el SO2, el dióxido de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles.

Todos ellos penetran en el organismo y, según su tamaño, algunos se quedan en la garganta, otros penetran en los alveolos pulmonares y, en el caso de las partículas más pequeñas, pueden llegar a la sangre.

“Y el daño se produce desde el inicio de la vida”, subraya la doctora Isabel Urrutia, coordinadora del Área de Medio Ambiente de SEPAR. “Una mujer embarazada que vive en un entorno contaminado suele dar a luz niños con bajo peso, con una alteración del sistema inmune, con una función pulmonar por debajo de los niveles normales y con un aumento de la morbilidad”. Posteriormente, estos niños tienen más probabilidades de padecer asma. Pero además, según van creciendo, entre los 10 y 18 años, su capacidad pulmonar será 4 veces menor de la normal.

En el caso de los adultos, la continua la exposición a la contaminación provoca también que sus pulmones no funcionen al 100%, con lo que son más vulnerables a padecer enfermedades pulmonares crónicas.

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La contaminación agrava las enfermedades respiratorias

Está científicamente comprobado que el asma se agrava con la contaminación. Son muchos los pacientes que ven como sus síntomas empeoran cuando los niveles de polución suben.

“Pero también se sabe que los sujetos sanos expuestos a contaminantes tienen más riesgos de debutar con asma en la edad adulta”, afirma Urrutia. Exactamente lo mismo que ocurre con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

Todas las infecciones respiratorias están afectadas por la contaminación, incluso la COVID-19. De hecho, tal y como afirma la neumóloga de la SEPAR, se ha observado que “las zonas que más incidencia de coronavirus han tenido, y donde la enfermedad se ha comportado peor son, precisamente, las zonas con más contaminación”.

Hay otros fenómenos como la alergia que también notan la incidencia tanto de la contaminación como del cambio climático. Por un lado, los alérgenos son cada vez más agresivos porque son capaces de viajar en las partículas contaminantes. Por otro, el cambio climático ha modificado el calendario tradicional de pólenes.

La propuesta que hace la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica a los ciudadanos para minimizar la contaminación del aire ambiental son las siguientes:

• El uso de mascarillas, ahora que ya estamos tan acostumbrados, cuando los niveles de la contaminación ambiental sean altos o se viaje a áreas con altos niveles de polución.
• Optar por opciones de transporte, sustituyendo el coche por la bicicleta o simplemente caminar.
• Elegir rutas de viaje donde haya menos tráfico para reducir lo máximo posible la exposición a la contaminación. Mejor recorridos por espacios abiertos, evitar los viajes durante las horas punta.
• Conducir con las ventanillas cerradas en medio del tráfico, mantener en buen estado los sistemas de filtración del aire del automóvil y evitar el motor inactivo.
• Hacer ejercicio al aire libre de forma regular, pero de forma moderada cuando haya niveles de contaminación del aire altos.
• Estar atentos a los niveles de polución de nuestra ciudad.

Por último, la doctora Urrutia también alerta sobre la contaminación de los interiores, sobre todo en hogares donde hay cocinas de leña, estufas o chimeneas.

Entre las recomendaciones para reducción al máximo a la contaminación del aire doméstico, la SEPAR propone usar combustibles limpios y revisar las estufas para comprobar su correcto funcionamiento.

Y por supuesto, ventilación. Abrir las ventanas diez minutos será suficiente, pero si estamos cerca de una calle o carretera, el mejor momento para hacerlo cuando el tráfico sea menor.

También el cambio climático afecta a la salud

Los gases y partículas contaminantes son los responsables también del efecto invernadero que está provocando un cambio climático del planeta.

El calentamiento global conlleva una gran cantidad de enfermedades como por ejemplo las infecciones, por la diseminación de vectores como mosquitos, o los brotes de enfermedades digestivas, por inundaciones, o enfermedades psiquiátricas y mortalidad causada por las temperaturas extremas en las ciudades.

Es tal la gravedad del impacto que la OMS estima que, en 2030, solo dentro de diez años, la mortalidad anual atribuible al cambio climático rondará las 250.000 personas.

Y existe un consenso amplio en que la acción contra el cambio climático es probablemente la mayor oportunidad en salud del siglo XXI, aseguran desde los neumólogos.

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