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Salud

¿Qué hace falta para que aquí también podamos dejar de usar mascarillas?

  • Hace unos días el Centro Europeo de Prevención de Enfermedades ya contemplaba la posibilidad de no utilizarla entre vacunados
  • Se hará poco a poco y según vaya incrementándose el número de personas con la vacuna completa
  • Para el futuro podrían quedar asumidos métodos mixtos, como usarla en caso de aglomeraciones, en el transporte público...

28 abril, 2021


Rebeca Gil
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Parece que los americanos que ya están completamente vacunados van a empezar a mirarse y sonreírse sin mascarilla de por medio, por lo menos en espacios exteriores.

Ayer mismo los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) modificaban las recomendaciones para el uso de mascarillas contemplando la posibilidad de «reunirse u organizar actividades al aire libre sin necesidad de usar una mascarilla, excepto en ciertos espacios y eventos con grandes aglomeraciones».

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Así poco a poco se va caminando hacia el principio del fin del uso de las mascarillas. El primer paso se dio a principios del mes de marzo cuando el CDC establecía que los ciudadanos estadounidenses completamente vacunados podían visitar a otras personas también vacunadas, prescindiendo de la mascarilla y sin necesidad de guardar la distancia de seguridad.

También recogían la posibilidad de visitar a personas no vacunadas de un solo hogar y con riesgo bajo de contraer la Covid-19 de forma grave (niños, personas jóvenes y sin patologías) sin mascarilla y sin distancia.

Es decir, en algunos hogares americanos ya es posible el reencuentro con los seres queridos sin mascarillas, con la única condición de que las personas vacunadas hayan esperado 15 días después de la segunda dosis, o de la única dosis en caso de haber recibido la vacuna de Janssen.

Pero no sólo en EEUU. En Europa hace apenas unos días el Centro Europeo de Prevención de Enfermedades contemplaba también la posibilidad de que «cuando las personas completamente vacunadas se encuentran con otras personas completamente vacunadas, el distanciamiento físico y el uso de mascarillas faciales se pueden relajar».

Lo estamos viendo en Gran Bretaña, nuestros vecinos de Gibraltar pasean ya libres de cubrebocas. Pero ¿y en España? ¿Esto cuando será posible? ¿Cuándo la mascarilla dejará de ser una parte más de nuestro atuendo diario?

Para el doctor Alejandro Conde Sampayo, médico miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva y Salud Pública, el tema de las mascarillas es, como todo en medicina, una conjunción de beneficios y riesgos.

«En este caso la mascarilla no tiene perjuicios propiamente dichos más allá de la incomodidad que puede suponer usarla. Y actualmente sigue teniendo muchos beneficios» asegura éste experto en Salud Pública.

Lo que es cierto es que, poco a poco, según los niveles de vacunados vayan incrementándose, este beneficio se irá reduciendo, «porque lo que evitaba la mascarilla, es decir, el contagio del SARS-CoV-2, ya lo va a evitar la vacuna». Entonces los beneficios de protección frente al virus irán disminuyendo.

Pero ¿hasta cuándo tendremos que llevarla?

Según Conde Sampayo, la eliminación del uso de la mascarilla está vinculado a dos aspectos: por un lado, la vacunación de un número suficiente de personas y, por otro, la obtención de certezas científicas sobre la capacidad de transmisión del virus por parte de las personas vacunadas.

Respecto al primer aspecto, el doctor no determina qué porcentaje de vacunación sería el ideal para descartar el uso de las mascarillas. «No hablamos tanto de un porcentaje general de población vacunada, sino más bien del porcentaje de población de riesgo que esté vacunada» explica.

Una vez que estas personas estén vacunadas, medidas como las aplicadas ya en Estados Unidos sí serían posibles en España. «Se podría abrir la mano a esa opción», opina Conde.

Y es que, con mayores, enfermos crónicos y demás grupos de riesgo completamente vacunados, si se produjera un contagio o un fallo vacunal, porque las vacunas no son 100% efectivas, esto no supondría un riesgo especial puesto que la vacuna protege contra la enfermedad grave, «que es el peor escenario al que nos podemos enfrentar».

La segunda condición que los expertos en Salud Pública establecen para decir adiós a las mascarillas es la obtención de certezas sobre si una vez vacunados podemos seguir transmitiendo la enfermedad.

Como aún no ha pasado el tiempo suficiente para tener datos completamente fiables, se escuchan dobles versiones sobre las vacunas: unos opinan que no son útiles para evitar la transmisión y otros, por el contrario, aseguran que protege al 100%.

«Lo más probable es que la realidad se sitúe en un punto intermedio que será una protección alta. Porque por sentido común, si una persona vacunada se infecta la carga viral sería baja, así como el tiempo en el que esa persona es capaz de contagiar», explica el doctor Conde.

En definitiva, el final de las mascarillas se producirá cuando se reúna un cúmulo de factores de protección contra el SARS-CoV-2.

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Retirada paulatina

La obligatoriedad del uso de mascarillas en espacios cerrados se estableció el 21 de mayo del año pasado. Posteriormente, durante los meses de junio y julio, las comunidades fueron regulando su uso en exteriores.

Pero la retirada no va a ser una cuestión taxativa y de un día para otro. Será un proceso gradual que irá permitiendo liberarnos de su uso en determinados espacios.

Tal y como explica el doctor Conde, «en Europa el virus va a seguir circulando a pesar de las vacunas, y por ello no podríamos hacer como Australia. Ellos son una isla y una vez eliminado el virus de su territorio, la gente ya no tiene que usar las mascarillas. Pero aquí, en el ámbito europeo esto no va a ser posible. O estas vacunado o no queda otra que seguir llevando mascarilla».

En su opinión la mejor opción sería ir eliminándola poco a poco, empezando por retirar la obligatoriedad de su uso en los espacios al aire libre, tal y como está planteando el CDC en Estados Unidos.

«Posteriormente, siempre que se constate que no hay transmisión comunitaria y que no ha fallado nada, se pasaría a eliminarlas en espacios interiores», plantea Conde.

Mejor en un momento de pocos contagios

Lo que tiene claro el preventivista es que, antes de tomar cualquier decisión, «sería importante aprovechar situaciones en las que la incidencia de contagios es baja, lo que permitiría a los servicios de salud pública estar más «liberados» para poder analizar correctamente la situación y realizar mejores estudios sobre los brotes que pudieran surgir. Porque esto mismo en un pico alto de incidencia los servicios de salud pública no lo pueden hacer».

Aliviar la presión en la salud pública permitiría que, si en un momento dado una zona de un territorio o una comunidad tuviera un brote, se podría volver a recuperar las mascarillas de forma provisional y sólo para ese territorio en concreto.

Horizonte navidades 2021

Aunque el tema de la vacunación a veces nos desaliente, parece que no tendremos que esperar al año 2022 para olvidarnos de las mascarillas. Puede que en las navidades de este mismo año podamos comer el turrón sin mascarilla de por medio, «siempre y cuando el ritmo de vacunación sea bueno y no haya sorpresas desagradables», subraya Conde Sampayo.

«Podría haber excepciones o recuperarla durante los meses de invierno para evitar otras patologías como la gripe, que mata cada año a miles de personas y que este año gracias a los cubrebocas, ha sido prácticamente inexistente», plantea el experto.

A lo mejor a partir de ahora, ya sin pensar en el coronavirus, se piensa en métodos mixtos con el tema de las mascarillas, lo que significa usarla en caso de aglomeraciones, en el transporte público, o en otras situaciones de riesgo.

E incluso, mucha gente puede optar de forma individual por el uso de la mascarilla cuando sufran alguna enfermedad, aunque no revista importancia, como un catarro, una faringitis…

«A lo mejor sí que hay cambios en este aspecto en la mentalidad del uso de las mascarillas, y seguimos modelos asiáticos, que hasta hace un año nos resultaban incomprensibles», apunta Sampayo.

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