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Se identifican por primera vez células T de memoria contra el SARS-CoV-2 en la sangre y en los pulmones

  • Conocer la respuesta inmunitaria celular durante la infección por SARS-CoV-2 es esencial para saber cómo va a seguir desarrollándose la pandemia.
  • "Para saber si una persona tiene memoria inmunitaria o no ante una infección, analizar anticuerpos o células de la sangre no nos da toda la información, ya que también es importante la presencia de linfocitos T residentes de memoria en el pulmón", Dra. María José Buzón, responsable de la línea de Investigación Traslacional del VIH en el grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del VHIR.

25 mayo, 2021

Rebeca Gil

Una de las preguntas clave entre los investigadores que podría suponer un punto y aparte en la pandemia del coronavirus es cuánto dura la inmunidad. Los análisis serológicos a los que muchos han recurrido para saber si habían pasado la enfermedad sólo nos da información sobre lo que se denomina respuesta inmunitaria innata. Es decir, si tenemos anticuerpos en ese momento o no.

Estos anticuerpos llega un momento en el que, una vez superada la infección, van desapareciendo. Pero hay otro tipo de inmunidad, la adaptativa, liderada por los linfocitos T, que se desarrollan desde nuestro nacimiento hasta más o menos lo 25 años y que es específica contra cada virus. Es una inmunidad que permanece en nuestro organismo y que evita nuevas infecciones por esos patógenos.

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Por eso conocer la respuesta inmunitaria celular durante la infección por SARS-CoV-2 es esencial para saber cómo va a seguir desarrollándose la pandemia. Pues bien, gracias a un estudio liderado por el grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) se han determinar, por primera vez para este virus, que en los pulmones de las personas que han pasado la infección quedan células T de memoria residentes de larga duración que permitirían luchar contra una posible reinfección.

En la fase aguda de la infección, los investigadores identificaron patrones en la respuesta de los linfocitos T en sangre que se asocian con la evolución clínica de los pacientes.

En concreto, los pacientes hospitalizados tenían niveles más altos de las citosinas IFNg e IL-4, mientras que aquellos con síntomas más leves tenían más IL-10.

«La IL-10 es una citocina que podría tener un papel importante para controlar la inflamación. Si va acompañada de una respuesta antiviral, la IL-10 crea un ambiente que favorece que se resuelva la infección sin promover una inflamación exagerada, que se asocia a la gravedad de la COVID-19», razona la doctora Meritxell Genescà, investigadora principal del grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del VHIR.

Los pacientes más graves, además, tienen menos linfocitos T, ya que muchas de estas células mueren por la sobreestimulación que provoca la gran inflamación que genera la infección. Esta muerte se produce sobre todo en las células que producen la IL-10, lo cual empeora la situación de la persona.

El estudio se llevó a cabo con muestras de 46 pacientes durante la primera ola de la pandemia: 14 personas con síntomas que no requirieron hospitalización, 20 pacientes leves pero que requirieron hospitalización y 12 pacientes graves hospitalizados.

Células de memoria en el pulmón: una barrera para evitar reinfecciones

Pero no sólo se detectó inmunidad en la sangre, sino que también se observó que los linfocitos activados para luchar contra la infección por el virus tienen marcadores que indican que se desplazarán desde la sangre hacia el pulmón. Por este motivo, se analizó la persistencia de células T residentes en el pulmón que servirían como células de memoria para luchar contra posibles reinfecciones futuras.

Este tipo de linfocitos se estudiaron en siete pacientes convalecientes de COVID-19, que habían tenido evoluciones clínicas diferentes, aprovechando la necesidad de hacer biopsias por otras causas en estas personas.

Se encontraron linfocitos T de memoria en el pulmón hasta 10 meses después de su infección, lo cual indicaría que sería una memoria de larga duración. Así, en caso de que hubiera una nueva infección por SARS-CoV-2, la respuesta contra el virus sería localizada en el pulmón.

«El tracto respiratorio es la vía de entrada del virus, por lo tanto, estas células darían una respuesta mucho más rápida y eficiente, esencial para limitar su propagación y la enfermedad», añade la doctora Genescà.

Los linfocitos T de memoria residentes se habían descrito previamente para otras infecciones por virus y bacterias en órganos y tejidos diferentes. En pulmón, por ejemplo, hay algunos que se dirigen a los virus del resfriado o de la gripe, pero es la primera vez que se identifican para SARS-CoV-2.

En función de los resultados, la Dra. María José Buzón, responsable de la línea de Investigación Traslacional del VIH en el grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del VHIR, comenta que «para saber si una persona tiene memoria inmunitaria o no ante una infección, analizar anticuerpos o células de la sangre no nos da toda la información, ya que también es importante la presencia de linfocitos T residentes de memoria en el pulmón».

Lamentablemente esto no es posible en la práctica a nivel general, porque requiere de una biopsia, una técnica muy invasiva. En cualquier caso, es relevante que estas células se han encontrado no sólo en personas que pasaron el virus de forma grave o muy grave, sino en aquellos que sólo tuvieron síntomas leves.

Más conocimiento para la generación de futuras vacunas

Entre los resultados del estudio, también destaca que el tipo de respuesta inmunitaria que se desarrolla en los pacientes está relacionado con la proteína o proteínas que el sistema inmunitario reconoce del SARS-CoV-2 cuando entra en el cuerpo.

Esto podría abrir las posibilidades de futuras vacunas contra el coronavirus. Ahora, todas las vacunas disponibles van dirigidas a la proteína S del SARS-CoV-2, una proteína clave para que el virus entre en las células.

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Pero las nuevas vacunas podrían incluir otras partes del virus, no solo la proteína S. Los autores del trabajo destacan que estudiar los tipos de respuesta inmunitaria y a qué partes del virus responden los diferentes perfiles de memoria generada ayudará al desarrollo de vacunas más efectivas.

Para continuar en la investigación de la inmunidad contra el SARS-CoV-2, actualmente, los investigadores del VHIR están llevando a cabo estudios para analizar las diferencias entre la respuesta inmunitaria que se da en pacientes infectados naturalmente o en personas vacunadas.

El trabajo, liderado por el grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR con Judith Grau y Nerea Sánchez como primeras autoras, ha contado con la participación de los Servicios de Enfermedades Infecciosas, de Cirugía Torácica, de Anatomía Patológica y de Microbiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales y del grupo de investigación en Inmunología Diagnóstica del VHIR.

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