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Salud

La vuelta a la normalidad en China parece bastante más rápida que en España

  • Hoy, al llegar a mi escritorio de trabajo, me he encontrado nuevamente con 20 mascarillas, para usarlas durante veinte días más.
  • Pero es una de las pocas medidas que aún conviven con la rutina, junto a los controles de temperatura y los turnos de comedor
  • Los colegios en China sólo cerraron 3 meses y 8 días. Antes de cumplir 5 meses del primer muerto ya salieron masivamente de ‘vacaciones’ por el país. Los restaurantes hace semanas que están llenos. La gente baila en la calle incluso sin mascarillas...

28 mayo, 2020


Beatriz Pérez-Argüelles
Yiwu, China

Nihao
Después de la apertura de Wuhan el 8 de abril (cerrada desde el 23 de enero), la vuelta a la normalidad en China, por ahora, no está suponiendo un riesgo alto dado que no se están dando muchos casos nuevos de contagios.

Sí es cierto que dos aéreas del país se encuentran cerradas, una en el norte y otra cerca de Hubei, pues están en alarma por el número de casos que fueron localizando y fueron aisladas; ahora están trabajando tanto para evitar la expansión de la pandemia nuevamente como para erradicarla de estos lugares.

Para ello han enviado a estas zonas numerosos equipos de expertos y se prevé una optimista recuperación. Además, en la ciudad de Sulan, al norte de China, se han diagnosticado 16 casos nuevos esta semana. No se sabe aún la procedencia, pero creen que es posible que vengan de Rusia.

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De esta manera, la amenaza de un posible retorno del virus o, incluso, la alarma de que existan posibles casos asintomáticos por el país, no permiten que el día a día se desarrolle con la normalidad que había antes de la pandemia. Y se estima que así va a ser hasta el descubrimiento científico capaz de solucionar esta situación.

Por lo tanto, al llegar hoy a mi escritorio de trabajo, me he encontrado, nuevamente, 20 mascarillas con la finalidad de usarlas otra vez, durante veinte días más. Del mismo modo, entre las pocas medidas que conviven en la nueva rutina, también siguen presentes los controles de temperatura y los turnos para ir al comedor. Aunque en los restaurantes se percibe una normalidad asombrosa donde las mesas, sin distanciamiento unas de otras, se ocupan con bastante gente e, incluso, en algunos ya he visto a los camareros sin la mascarilla.

La reapertura de los colegios, sin haber sido en todas las ciudades de China el mismo día, está empezando a ser común en muchas provincias del país, una vez llevados a cabo los procedimientos de seguridad: desinfección del centro, puntos de control de entrada y salida de alumnos, padres y profesores, reparto de funciones para una rápida actuación en caso de amenaza, simulacros y un regreso gradual de los alumnos.

Para los colegiales, en China, además, resulta realmente complicado acceder a la enseñanza pública en una región distinta a la que muestra su identificación personal. Tendrían que acceder a una escuela privada que suelen tener un precio bastante alto. Y esto es algo que se debe al sistema hukou, una especie de “pasaporte interno” que trata de controlar la migración de la población de áreas rurales a las ciudades, y que conlleva algunas restricciones como, por ejemplo, comprar un piso o el acceso a la educación pública.

Por ello, muchos estudiantes permanecen en su ciudad de residencia aunque sus padres trabajen en otra.

Pero eso, en cambio, no ocurre igual con las universidades. En este sector de la educación el proceso se está haciendo más despacio dado que produce mucha movilidad de personas por el país. Y es que el movimiento de estudiantes universitarios, al depender de sus calificaciones y no del hukou, es mayor.

Dado que las personas ya están volviendo a retomar sus puestos de trabajo en casi todas las ciudades del país, aquellos que se disponen a abandonar Wuhan deben hacerse antes dos test: por un lado, una analítica de sangre para ver si ha pasado por el virus y se han generado anticuerpos y, por otro lado, el famoso y desagradable test que recoge muestras de mucosa por la nariz y por la boca, para diagnosticar si se tiene la enfermedad.

El coste de esto suponía el equivalente a 40 euros, aunque ahora lo está cubriendo el estado. En el caso de ser positivo, se deberá volver a hacer cuarentena en espacios que se están designando para aislar a dichas personas.

Y aunque las calles están revestidas de un ritmo normal con pequeñas prevenciones, de fondo hay mucho trabajo y organización dispuesto a ponerse en marcha en cualquier momento, si se necesitara.

Las personas procedentes de las ciudades de Guangzhou y Shenzhen (en el sur) también requieren un control especial a la hora de moverse por el país, aunque no se advierte del motivo.
¿Estarán en alarma y/o peligro estas ciudades? ¿O será por el elevado número de extranjeros residentes allí y el miedo que esto les genera?

Precisamente, en la ciudad de Guangzhou, hace no mucho, se desarrollaron algunos actos de racismo que, en su forma más extrema, llegaron hasta a echar a los extranjeros de las casas donde residían y dejarlos en la calle. Y lo hicieron porque temían sobre su capacidad de asumir las reglas del país: cuarentena y medidas preventivas.

Pero, lo cierto es que, o las cumples o vivir aquí no es una posibilidad.

Baibai

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