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Vuelve ‘El Diario de Bea’:
En China sólo han cerrado los colegios 3 meses y 8 días

  • El 13 de enero dieron las vacaciones por el Año Nuevo Chino, y el 21 de abril han vuelto abrir todos, y en mi provincia todos los cursos
  • Ahora se ha generalizado el uso de mascarillas, aunque en el aula es opcional, hay un gel desinfectante en todas las mesas, se toma la temperatura a todos tres veces al día... pero en mi colegio tenemos las clases como siempre

05 mayo, 2020


Beatriz Pérez
Yiwu, China

Nihao de nuevo.

Las cosas han cambiado bastante en el trascurso de este breve pero intenso tiempo.

Comencé a escribir en BuscandoRespuestas.com cuando regresaba a China para retomar mi vida habitual de los últimos tres años. Soy filóloga y doy clases de español en un colegio de una ciudad de 1,2 millones de habitantes llamada Yiwu.

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Por aquellos cercanos días, aunque parece que ha pasado una eternidad, China sufría los últimos estertores del azote del coronavirus (todavía no sabíamos que la enfermedad se llamaba COVID-19). Y yo contaba la realidad de un país que me encerraba en cuarentena, en mi casa, casi nada más aterrizar.

Me había subido a un avión con escala en Moscú a finales de febrero, sin tan siquiera ponerme mascarilla y con sensación de absoluta ignorancia. Tranquila e irresponsable a causa del desconocimiento de lo que estaba sucediendo y de la ‘información’ de los medios de comunicación.

Pero llegar a la ciudad donde vivo, ya familiar para mí, y verla detenida, vacía, en silencio… me hizo replantearme la gravedad de lo que estábamos viviendo. Y enseguida comencé a sentirme frustrada por las dos caras que estaba viendo de una misma realidad, sin saber si la cierta era la que me enseñaba China o la que me mostraba España.

Pero como ya escribía entonces, el sonido de fondo de calificar a un país de mil cuatrocientos millones de habitantes, de hipocondriaco hasta el punto de congelar su ritmo cotidiano, me parecía bastante revelador.

Y por eso en BuscandoRespuestas.com enfocamos ‘El Diario de Bea’ como la realidad de lo que ocurría en un sitio… y podía empezar a ocurrir en el otro. Así contaba algunos datos, consejos y las medidas que se llevaban a cabo en China, con intención de darle credibilidad al país que solo era nombrado para mostrar un enfoque deshumanizado y tremendista en su batalla.

Poco a poco, pese a estar en desacuerdo en cómo gestiona China algunas cosas (pero creo que tampoco ocupa), su actitud hacia el virus fue ganando mi admiración y respeto, y ahora, a través de las normas impuestas, colaboro con el fin de que todos podamos llevar aquí una vida ‘normal’.

Paramos ‘El Diario’ cuando en España estalló la ‘bomba’

Dejé de escribir mi día a día cuando en España estalló la “bomba”. Llegó el virus, el teletrabajo, las universidades/colegios cerrados, las cifras incontrolables de contagios, los hospitales saturados, las lágrimas, las calles vacías, los aplausos, las llamadas telefónicas, las redes sociales llenas de memes monotemáticos…

Y mientras eso ocurría y el horrible drama comenzaba a invadir a los que días antes se reían, yo, por mi lado, ya podía salir a las calles cada vez más animadas y tranquilas. Pero no podía volver al trabajo y no tenía casi nada nuevo que contaros.

Ahora sí. Ahora incluso puedo deciros que siempre amanece, y que hasta la noche más negra acaba dejando salir el sol.

Hace unos días he vuelto a ocupar la silla de mi ‘oficina’, vuelvo a moverme por las aulas, a escribir en la pizarra y a llenarme de paciencia para que los chicos aprendan español.

La fecha de reapertura del colegio fue cambiada en tres ocasiones y llegó a hacerse desesperante. Pero en momentos como estos uno aprende a quejarse de lo realmente importante.

Sólo cuando se logró estabilizar una situación de seguridad en mi provincia, tanto por el recuento de casos confirmados (todos procedentes del extranjero) como por la imposición de medidas que garantizaran el control del virus, la fecha establecida para la reapertura ha sido cumplida.

Y desde que el 13 de enero dieron las vacaciones del Año Nuevo Chino, hasta la vuelta de todos al colegio el 21 de abril, para tener clases normales, sólo han pasado tres meses y ocho días. Al menos en Yiwu, porque en otras provincias también han vuelto pero no todos los cursos.

Así es la vida hoy en el colegio

Por tanto, llevamos menos de dos semanas trabajando, pero en el colegio todo vuelve a ser muy parecido a lo de antes. Con la prudencia que merece el recuerdo del horror.

– Se ha normalizado el uso de mascarilla tanto dentro como fuera del aula (aunque dentro es opcional).
– En todas las mesas de los estudiantes hay un bote de desinfectante de manos.
– Hay turnos en el comedor.
– Se toma de temperatura de todos tres veces al día.
– Y tenemos una máquina instalada en la puerta del colegio, que parece el control de un aeropuerto, con reconocimiento facial.

Esto es por parte del colegio. Pero además de estas pequeñas variaciones dentro de nuestra cotidianidad, encontramos otras puertas afuera del trabajo:

– es conveniente que no se salga de la ciudad (aunque los medios de transporte están funcionando),
– en el caso de hacerlo hay que poner en aviso a la empresa donde se trabaja.
– Para entrar en cualquier establecimiento es obligatoria la mascarilla (que por cierto, me las dio el colegio), mostrar el QR de salud del que ya os hablé, permitir que te tomen la temperatura y registrar tus datos en una lista.

Con todo esto, llevamos una vida casi ‘normal’ donde todos nuestros movimientos están totalmente controlados. Los ciudadanos chinos no se han replanteado la necesidad de estas medidas, las acogen con orgullo en su día a día pues aquí la privacidad no es un aspecto que preocupe tanto, y menos ante el bien de la familia y del país.

La mejor noticia es que han pasado poco menos de 5 meses desde que el primer paciente ‘oficial’ de coronavirus falleció en China (8 de diciembre) y la vida es hoy bastante normal, dentro de lo que cabe.

En España, desde el primer fallecimiento, el 13 de febrero… para ser igual que China tampoco falta tanto. Así que mucho ánimo.

En este ‘Diario de Bea’ contamos lo que podía pasar en España viendo lo que había ocurrido y estaba ocurriendo en China, y por desgracia se ha parecido más de lo que nos hubiese gustado…

Pero ahora, viendo las calles de Yiwu y las caras de mis alumnos, toca hablar más de esperanza que de miedo.

Otra vez vamos a contar lo que pasa en china para anticipar lo que previsiblemente nos espera en España. Y veréis que al final de la noche más negra también sale el sol.

Me despido por hoy, pero pienso seguir contando.

Baibai

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