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¿Qué es y cómo se realiza la versión cefálica externa?

  • Colocar correctamente a un bebé que viene de nalgas puede evitar muchas complicaciones durante el parto y evitar una cesárea
  • Los expertos en obstetricia aseguran que esta técnica es "eficaz, segura, adecuada, admisible, oportuna, y está validada"
  • El parto de nalgas es un parto de riesgo, y puede producir complicaciones incluso en la vida futura del niño

05 febrero, 2022

Rebeca Gil

Los partos en presentación de nalgas es un parto de riesgo. Así lo afirman los expertos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), que además explican que su incidencia va disminuyendo según avanza el embarazo.

Si un 20% de las embarazadas tienen el feto colocado al revés hacia la semana 28 semana de gestación, este porcentaje se reduce hasta un 3-4% en el embarazo a término.

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Esta disminución se debe principalmente a la posición fisiológica que se produce en el último mes de embarazo, cuando el feto se coloca dentro del útero materno de la manera más beneficiosa desde el punto de vista anatómico.

Pero en algunos casos, por diferentes motivos, el feto no adopta la posición cefálica y en esos casos, sea el parto natural o por cesárea, existe una mayor morbimortalidad fetal asociada a factores como la prematuridad (nacer antes de tiempo), el traumatismo fetal durante estos partos de nalgas o el mayor riesgo de hipoxia (disminución de suministro de oxígeno).

Maniobras externas para evitar los partos de nalgas

Con el fin de evitar todas estas complicaciones, la SEGO avala la realización de un procedimiento denominado versión cefálica externa (VCE).

Se trata de un procedimiento en el que se realizan una serie de maniobras externas sobre el abdomen materno que permiten darle la vuelta al feto y transformar una presentación fetal inicial «de nalgas» (podálica) en una presentación final de cabeza (cefálica), mucho más favorable para el parto vaginal.

Aunque a primera vista puede resultar impactante, la evidencia científica demuestra que se trata de «un procedimiento eficaz, seguro, validado, adecuado, admisible y oportuno», que disminuye la morbimortalidad materna y fetal de los partos de nalgas que se produce tanto por vía vaginal (parto natural) como abdominal (cesárea).

Una práctica milenaria

Los especialistas en obstetricia señalan que esta técnica de darla la vuelta al bebé con maniobras desde el exterior tiene una larga trayectoria que se remonta a los tiempos de Hipócrates.

Desde la década de los 70 hasta el final del siglo XX, adquirió una gran importancia con el auge de la ecografía, de la monitorización fetal continua y de la tocólisis (procedimiento mediante el cual la mujer recibe medicación para reducir la fuerza o frecuencia de las contracciones o ambas).

Finalmente, a partir del año 2000, la versión cefálica externa ha adquirido la importancia en la práctica clínica habitual que tiene en nuestros días para tratar de reducir la tasa de cesáreas por presentación de partos de nalgas.

¿Quién puede realizar este procedimiento?

La VCE es un procedimiento que requiere de habilidades y destrezas específicas, que hoy, sin embargo, pueden conseguirse con el uso de simuladores hiperrealistas, los cuales evitan tener que contar con un volumen de alto de partos para conseguir estándares altos de efectividad y seguridad.

El consenso de la SEGO fija en 130 el número de procedimientos como operador principal que el obstetra debe realizar para adquirir la destreza necesaria para realizar este procedimiento en un parto real.

Pero, además, la SEGO recomienda para la realización de este procedimiento la creación de equipos super especializados en los hospitales.

Para ello, debe incluir no solo a obstetras, sino a anestesiólogos, pediatras, matronas, enfermeros, auxiliares de enfermería y celadores.

Buenos porcentajes de éxito

Los datos que se disponen sobre el porcentaje de éxito de este procedimiento, a falta de un estudio transversal, son alentadores.

Y no solo eso, las mujeres a las que se les ha practicado lo refieren como una experiencia satisfactoria en su proceso de embarazo.

El doctor Javier Herrera, obstetra del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, explica que «en el caso de nuestro hospital estamos rozando un 80% de éxito. Aunque en general también hay un porcentaje de rechazo en las embarazadas por miedo y desconocimiento de la técnica».

Lograr una relación de confianza mutua, despejando todas las dudas sobre el proceso, pronóstico, posibles complicaciones y alternativas, es un factor clave para la aceptación de este procedimiento, en el que el consentimiento informado debe obtenerse por escrito.

Dos formas de realizar la versión cefálica externa

Existen dos técnicas para la VCE. Ambas comparten el primer movimiento, en el que se elevan las nalgas del feto desimpactándolas de la pelvis materna para proceder a continuación a la rotación fetal.

«La técnica de forward-roll, la más utilizada, consiste en guiar la rotación fetal de modo que el dorso fetal se presente al fondo uterino. En otras ocasiones, puede utilizarse la técnica de back-flip en la que se guía la rotación fetal presentando el dorso fetal al segmento uterino», explican desde la SEGO.

El procedimiento puede ser realizado por un profesional sanitario o dos. Por lo general, para evitar la fricción de las manos con la piel del abdomen materno, se emplean sustancias como el gel ecográfico.

El uso de la fuerza debe ser muy restringido y se recomienda no superar los cuatro intentos dentro del mismo procedimiento.

Así, si no se consigue desimpactar la nalga de la pelvis materna en el primer intento las posibilidades de éxito se reducen de manera drástica.

Y si tras el segundo intento no se eleva la nalga fetal, las posibilidades de complicaciones durante el procedimiento aumentan, sobre todo si se emplea analgesia y medicación para reducir las contracciones.

Y una cuestión más. Tras una VCE fallida, la SEGO explica que se puede plantear la repetición del procedimiento en un plazo máximo de entre 7 y 10 días.

¿Cuándo y quién puede someterse a esta técnica?

Según el consenso de los expertos, el mejor momento para tratar de dar la vuelta al bebé es a partir de la semana 37.

Las razones son dos:

– Tener una tasa similar de éxito y complicaciones que en otro momento del embarazo

– Porque a partir de esa semana las probabilidades de que el bebé se dé la vuelta por sí solo disminuyen.

Por otro lado, hay determinadas circunstancias de la gestación que no van permitir realizar este procedimiento aunque el niño venga de nalgas. Entre ellas:

  • Tener placenta previa.
  • Malformaciones.
  • Determinados riesgos de transmisión vertical de infecciones.
  • Incompatibilidad del Rh.
  • Feto muerto.
  • Signos de desprendimiento de placenta.

Además de estos factores, la posición fetal, la cantidad de líquido amniótico y la localización de la placenta son los factores que pueden determinar el éxito de este procedimiento.

Por ello, deben ser revisados por el especialista antes de optar por la versión cefálica externa.

En cuanto a su localización, puede realizarse tanto en consulta como en el área de partos.

Aunque desde la SEGO recomiendan asegurarse de que hay disponible y a mano, un quirófano obstétrico, anestesiólogo, matrona y pediatra. Porque aunque son excepcionales, el equipo obstétrico debe estar preparado para responder ante ellas.

Posibles complicaciones de la VCE

Como ya hemos visto, el consenso de los obstetras insiste en que la versión cefálica externa es una técnica segura y con un bajo número de complicaciones severas.

Los contratiempos fetales más habituales que se producen tras la realización de ese procedimiento son las alteraciones temporales de la frecuencia cardiaca fetal.

Su incidencia se sitúa entre el 2,6% el 4,8% de los casos. En general se trata de episodios de corta duración de los que el feto se recupera espontáneamente en menos de 3 minutos.

En el caso de la madre, el malestar y el dolor son los principales efectos adversos de esta técnica. Los sufren hasta un 35% de las embarazadas.

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